lunes, 9 de febrero de 2015

EEUU: ¡Comprobado! La vacunas contra el sarampión matan más personas que el sarampión

Por Ethan A. Huff  / Natural News
Traducido por @dacha1953 para Periodismo Alternativo
Los padres preocupados porque sus niños vacunados contrajeron sarampión de niños no vacunados, saben ahora que la mayor amenaza para la salud es técnicamente la vacuna, no la enfermedad misma.
Datos comparativos proporcionados por el Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y el Sistema de Información sobre los Efectos Adversos de las Vacunas (VAERS, por sus siglas en inglés) revelan que nadie había muerto de sarampión en más de 10 años, mientras que al menos 108 muertes han sido reportadas al VAERS después de la aparición de las últimas vacunas contra el sarampión.
Muchos de nuestros lectores mayores probablemente recuerdan una época en que el sarampión jamás produjo el nivel de histeria paranoica que hoy se vive. Igual que la varicela, el sarampión era una infección común de la infancia que, después seguir su curso normalmente leve, proporcionaba inmunidad de por vida en los que la padecían. Los riesgos de complicaciones graves o la muerte por sarampión siempre fueron abrumadoramente mínimos, y las generaciones anteriores veían la enfermedad como un simple momento de la infancia.
Pero sólo hasta el día de hoy, cuando toda la racionalidad y el sentido común con respecto al tema han sido lanzados por la borda. Los medios están reportando algunos casos aislados de sarampión como si fuera la peste negra, condenando al ostracismo en sus comunidades a quienes no vacunen a sus hijos, y llevarlos inclusive a la cárcel por poner a otros en riesgo innecesario. Pero ¿quiénes han desatado esta perversa manía de “etiquetar” injustamente a los no vacunados como leprosos peligrosos?
Una vez más, los medios de comunicación favorecen el lucro sensacionalista de la divulgación de informes sin sentido, los cuales atribuyen el resurgimiento del sarampión a las personas que no se vacunan. Sea verdad o no esa afirmación, lo cierto es que mientras el sarampión no representa una gran amenaza, la vacuna es algo completamente diferente.
No ha habido muertes por sarampión reportados en los EEUU desde el 2003, indicó la agencia de noticias Associated Press basada en declaraciones de la doctora Anne Schuchat, directora del CDC para la Inmunización y las Enfermedades Respiratorias.
Mientras tanto, el VAERS apenas refleja un porcentaje muy pequeño de las lesiones y muertes relacionadas con las vacunas contra el sarampión, de los informes que registran por menos 108 muertes asociadas a las vacunas contra el sarampión desde el 2003. En ellos se registran las impactantes 96 muertes relacionadas con la Triple Viral, que es actualmente la vacuna preferida en los operativos de inmunización contra el sarampión.
Las muertes eran prácticamente inexistentes antes de la introducción de la vacuna
Algunos tratarán de argumentar que las muertes por sarampión son esencialmente inexistentes ahora a causa de las vacunas contra el sarampión, la primera de las cuales fue introducida en 1963. Sin embargo, este argumento no tiene sustento: los datos de mortalidad por sarampión en Estados Unidos muestran que las muertes por sarampión eran menores antes la de la primera vacuna saliera al mercado, lo que valida el éxito de los programas de saneamiento y alimentación existentes en ese entonces.
Este gráfico de HealthSentinel.com lo expresa visualmente:
“Lo que muchos probablemente desconocen es que para el año 1963 la tasa de mortalidad por sarampión en los Estados Unidos se había reducido en un 98% aproximadamente”, explica el Consejo Médico Internacional de Vacunación (CMIV).
Poco tiempo después de la introducción de la vacuna contra, es cuando comienzan a manifestarse los peores síntomas en los pacientes vacunados, en comparación con los que no habían recibido la vacuna.
La vacuna también suprimió la erupción normal y la fiebre asociada con la enfermedad, y con ello la respuesta inmune normal, lo que en última instancia conduce a problemas de salud futuros para los individuos vacunados una vez que lleguen a la edad adulta. “Mientras que la exposición natural al sarampión generalmente deja la persona inmune de por vida, las vacunas reducen dicha inmunidad”, asegura el CMIV. “Esta dinámica de disminución de la inmunidad significa que probablemente veremos epidemias de sarampión, inclusive en poblaciones altamente vacunadas”.

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