El fenómeno no es nuevo. Desde que comenzó a introducirse la vacuna del papiloma en el mercado español, comunidades autónomas como la Valenciana hicieron planes de difusión que incluyeron cartas a las familias. Tras producirse las graves reacciones adversas en chicas de Valencia en 2009 volvieron a enviarse esas misivas que tenían como objeto contrarrestar la mala imagen suscitada por la vacuna.
Otro gobiernos autonómicos han impulsado así el negocio de los fabricantes, GlaxoSmithKline (GSK) y Sanofi Pasteur Merck, Sharp & Dohme (MSD). “Esta vacunación, voluntaria y gratuita, está dirigida a las adolescentes que van a cumplir 14 años en 2015″, expresa la carta. Y continúa con falacias:
La vacunación es segura y bien tolerada. No hay evidencias científicas de que la vacuna VPH produzca efectos adversos graves. Las autoridades sanitarias nacionales e internacionales, así como las Sociedades Médicas Científicas, avalan la seguridad de su administración a esta edad estando esta vacuna incluida en los programas de vacunación de numerosos países de nuestro entorno”.
Es con mucho la vacuna con más notificaciones de reacciones adversas graves y muertes en todo el mundo, como así lo atestiguan los daños del sistema de notificaciones en USA, el VAERS y laAgencia Europea del Medicamento mediante documentos a los que tengo acceso.
Miente pues el Gobierno de Castilla y León para lavar la mala imagen de una vacuna en entredicho. Unas ocho sociedades autoproclamadas “científicas” avalan la vacuna y es cierto, sólo que TODOS los expertos que firman los documentos de consenso mediante los que avalan la vacuna, trabajan o han trabajado en los laboratorios productores de la misma…
Sanidad hace bien en pedir la autorización de los padres en su misiva. Antes de cada vacunación esobligado firmar un consentimiento informado (aunque casi nunca se hace), el problema es que esa carta no puede considerarse información de calidad -con sus pros y sus contras- pues contiene importantes sesgos y falacias que pueden llevar a los padres y madres a pensar que la vacuna ha de ponerse a las chicas, cuando no tiene porqué ser así y ni siquiera se conoce su efectividad pues no ha habido tiempo de comprobarla.
En fin, todo esto no es más que la acostumbrada estrategia de lobby de los laboratorios para mantener su cuestionado producto en el mercado y que las ventas no bajen. Para ello usan a políticos, sociedades médicas profesionales o medios de comunicación. La promo del gobierno castellano, por cierto, la pagan los castellanoleoneses, las vacunas también y si se producen daños lo pagarán con su salud y con dinero para rehabilitación, en el mejor de los casos.
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