MÉDICO O VETERINARIO PARA LA ASISTENCIA SANITARIA HUMANA
Por Josep Pàmies
Por Josep Pàmies
Es curioso que para atender a animales, los veterinarios tengan que conocer la importancia de la nutrición para asegurar una buena salud de los mismos a su cuidado, y los médicos en su formación no deban hacer ni una sóla hora de esta disciplina tan preventiva, para evitar que el mamífero humano enferme.
El veterinario no es especialista en nada, pero conoce de cada especialidad lo suficiente y se atreve desde asistir partos, a reducciones cerradas de fracturas, operar tumores, utilizar plantas medicinales, incluso preventivamente en las formulas magistrales de los piensos.
Y en algunas granjas incluso ya no se vacuna, y recomendando complementar con Dióxido de Cloro (MMS) las aguas de beber de los animales, se obtienen para sacrificio animales sanos sin ningún medicamento, observando el veterinario de Sanidad humana en el matadero unos órganos internos sanísimos, que ya quisiéramos para nosotros los humanos.
El veterinario con visión ecológica del cuidado de los animales, es un “médico” holístico de animales. Conocimientos que ya quisiera yo que tuviera por ejemplo mi hija, médica de familia, para poder decidir con más libertad la dieta óptima, las plantas medicinales y los tratamientos a recomendar a sus pacientes.
Odile Fernández, otra médica de familia, con diagnóstico de cáncer terminal de útero y ovarios y metástasis en todo el cuerpo, reestudiando lo no enseñado en la Universidad, pudo superar con dieta adecuada y plantas medicinales su cáncer y poder tener contra todo pronóstico su segundo hijo.
En las granjas, incluso las industriales, no se pueden permitir el lujo de que sus animales se alimenten con harinas refinadas y además se les complementa su dieta, con minerales que puedan faltar en el cultivo industrial de los mismos cereales que el humano, encima, come refinados.
Los veterinarios recomiendan dar a los animales la melaza de los azúcares integrales que se obtienen como “subproducto” en la obtención del azúcar blanco, y nosotros -el mamífero humano- alimentándonos con calorías vacías y dañinas de este subproducto real llamado azúcar blanco.
A los humanos no se nos recomienda el pan negro que comían nuestros antepasados y comemos el pan blanco sin fibra y sin germen, los únicos componentes importantes del trigo.
Pero los veterinarios recomiendan para sus queridos animales que estos subproductos derivados del blanqueo de nuestras harinas, las usen sus pacientes animales para no tener estreñimiento, ni colesterol, ni artritis, para que disfruten de un buen sistema circulatorio y además no estén deprimidos.
A los animales ya se les da agua de mar en muchas granjas para que aún estén mejor nutridos, se les desinfectan las aguas con Dióxido de Cloro (MMS), en vez Lejía -como desinfectan las aguas municipales para humanos-, bebiendo de esta forma agua casi medicinal y nosotros los humanos con Trialometanos provocados por la Lejía, sustancia cancerígena que puede provocarnos cánceres, entre otros de vejiga.
No es de extrañar que en algún país ya se contemple la posibilidad de que los veterinarios puedan recomendar consejos de nutrición y tratamientos a humanos y el colegio de Veterinarios de Catalunya reivindique la fusión de Medicina y Veterinaria.
La granja humana que tan bien relata Salvador Freixedo, tiene menos derechos alimentarios y de cuidado de su salud que los que disfrutan los animales en sus granjas.
Esperemos que todo esto cambie con el esfuerzo de todos.
Fuente: Josep Pàmies blog
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