Para un poco y has un balance sobre tu vida: las personas a las que has conocido, los libros que has leído, los viajes que has hecho, las experiencias que revolucionaron los latidos de tu corazón, la música que has escuchado, las lecciones que has aprendido… todas esas cosas las llevas siempre contigo, son tus recuerdos, lo que te hace ser tú y, como sabes, desafortunadamente cuando llegue tu hora, esa “historia” comenzará desvanecerse. Sin embargo, ¿sería posible inmortalizar nuestros recuerdos?
Según señala Simon Parkin en un extraordinario artículo de la BBC, hace miles de años los seres humanos vienen intentando inmortalizar su existencia – a través de pinturas rupestres plasmadas en las cavernas de la prehistoria, mediante cuentos que se transmitieron oralmente de generación en generación, diarios, fotografías, poesía, películas y, más recientemente, a través de sitios como Instagram, YouTube, Twitter y Facebook.
Además, según Simon, actualmente la tecnología nos permite capturar y almacenar nuestras experiencias con una calidad de detalle sin precedentes. Y, en este sentido, existen varios científicos trabajando con ahínco para desarrollar formas de hacer que nuestros recuerdos puedan convertirse en algo eterno. Sin embargo, si pudieras, ¿te gustaría poder almacenar todo – y, de esta forma, inmortalizar tu existencia?
Un avatar interactivo.
Según Simon, una de las tecnologías que persigue dicho fin es el sitio Eterni.me, que ofrece un espacio en el que las personas pueden perpetuar sus legados. El servicio aún se encuentra en desarrollo, pero básicamente permite que los interesados almacenen sus fotos, históricos de los lugares que visitó, información presente en los correos electrónicos, redes sociales e incluso aquellas cosas que fueron vistas a través de Google Glass.
avatar binario
Todos estos datos son reunidos, analizados y filtrados para que, después, un avatar – que imita la personalidad y apariencia del usuario – sea alimentado con estos datos. Y a medida que esta “persona virtual” va aprendiendo respecto al individuo e interactuando con él en el transcurso de su vida, la idea es que, con el tiempo, el avatar se vuelva cada vez más parecido con la persona a la que representa.
De esta forma, el sitio permite que los interesados – a través de las décadas y alimentando regularmente a la base de datos con su información personal – fabriquen una copia digital interactiva de sí mismos, que podría ser consultada en un futuro por sus nietos, bisnietos, etc. Los responsables de este servicio incluso piensan transformar el sitio en una especie de biblioteca de la humanidad del futuro.
La única reserva es que, de la misma forma que sucede en Facebook, por ejemplo, aquí los usuarios también podrán elegir qué información incluir y cual omitir de sus cuentas, inmortalizando, así, una versión digital que apenas represente algunas características del individuo real.
Bit por bit.
Otra posibilidad es almacenar todo el contenido presente en nuestra memoria en un cerebro artificial. Según Simon, en teoría sería posible si la ciencia logra encontrar una solución para tres cuestiones: la de preservar el cerebro de una persona después de su muerte, la de descubrir cómo acceder y almacenar la información contenida en él y, por último, cómo transferir esos datos a un cerebro artificial.
El objetivo sería crear un órgano en el laboratorio capaz de actuar como si fuera un órgano humano y, pese a que parezca algo salido de un libro de ciencia ficción, ya existe una gran cantidad de investigadores trabajando en el desarrollo de dicha tecnología. Rusia 45 es uno de esos intentos por inmortalizar recuerdos humanos en entes robóticos.
Un equipo del MIT, por ejemplo, está intentando elaborar un mapa con todas las conexiones presentes en el cerebro humano, mientras que otros vienen trabajando en registrar la actividad de millones de neuronas y en la construcción de modelos inteligentes a partir de dicha actividad.
El avance ha sido lento, pero los especialistas ya lograron crear modelos tridimensionales de pequeñas porciones del tejido cerebral. Actualmente, es posible ejecutar simulaciones en supercomputadoras a partir de tejidos del tamaño de cerebro de ratones, aunque la conectividad entre “biología” y “tecnología” aún no se ha perfeccionado.
Sin embargo, a medida que el tema de la conectividad es solucionado, se espera que los datos presentes en los tejidos cerebrales puedan ser leídos y convertidos automáticamente en modelos que podrán ser analizados y transformados por los simuladores.
Simuladores cerebrales.
Según Simon, a pesar de que la posibilidad de inmortalizar la existencia humana parezca un sueño distante, lo que no falta son inversiones en el área. Incluso Google está trabajando en el proyecto “Google Brain”, donde se espera desarrollar una tecnología que replique algunas facetas de la mente humana.
Para eso, la compañía cuenta con la colaboración de especialistas en redes neurales – es decir, las redes que permiten que los humanos piensen y recuerden – y que creen que la realización de copias digitales del cerebro humano será posible todavía en nuestra generación. Además del proyecto de Google, otras iniciativas apuestan al desarrollo de prótesis neurales capaces de replicar funciones cerebrales en simuladores.
Con base en esta tecnología, algunos investigadores inclusive han logrado avances significativos en ratones y primates y, en breve pretenden realizar las pruebas con humanos para probar que la reproducción de determinadas partes del cerebro humano ya es algo posible. Además, según este personal, en un futuro cercano, será posible crear back ups de la mente humana y almacenarlos en la nube. Imagínate morir hoy por la noche y hacer un “respawn” con un respaldo de tus recuerdos que hiciste hace una semana.
Desafíos.
Pero no todo es miel sobre hojuelas. A pesar de las promesas, no podemos olvidar que los recuerdos no se almacenan en nuestra mente como si fueran archivos de una computadora, organizados en carpetas que pueden abrirse mediante un índice de búsqueda. Según Simon, el asunto es mucho más complejo, pues los recuerdos están compuestos por una serie de asociaciones que van siendo “despertadas” a medida que recordamos un hecho especifico.
Además, cuando rescatamos un recuerdo, varias regiones del cerebro que movilizan en este proceso. Eso sin mencionar que los recuerdos también se ven afectados por nuestras percepciones y por la forma en que pensamos en aquel momento especifico, lo que significa que los recuerdos pueden ser moldeados con el paso del tiempo. Así, para recrear el cerebro humano, sería necesario tener una copia de TODOS los recuerdos.
Existe también la cuestión de cómo extraer esa información de un cerebro sin dañarlo, considerando que las técnicas modernas son altamente invasivas. Y aún resta el problema relacionado con los dispositivos que serán utilizados en las simulaciones – ya que la demanda de cómputo será extremadamente grande.
Implicaciones.
Considerando que todas esta barreras sean superadas, las tecnologías desarrolladas y que el back up del cerebro humano se convierta en una realidad, según Simon, existen especialistas que alegan una parte de beneficios, así como aquellos que creen que surgirán toda una serie de cuestiones problemáticas.
Entre las ventajas, además de inmortalizar la existencia de seres humanos, la copia de los recuerdos podría permitir que los científicos finalmente entiendan el funcionamiento de la mente humana, y el proceso mediante el cual se forman los pensamientos y los recuerdos. La información almacenada también podría ser utilizada en tratamientos psicológicos, y en terapias que podrían ayudar a las personas a optimizar sus estrategias de comportamiento.
Por otro lado, una vez que esta información sea almacenada, ¿quién tendrá derecho sobre ella? ¿Tendrán los avatares los mismos derechos que las personas normales? O, peor aún, ¿podrían estas mentes digitales ser ejecutadas en tiempo real y participar en la sociedad como los individuos de carne y hueso? Y también están las cuestiones sobre seguridad y privacidad – después de todo, todos tenemos secretos –, ¿Qué datos deberían o no ser requeridos, y por quiénes?
Y finalmente: ¿cómo podrían garantizarse estos derechos? Como acabas de ver, la posibilidad de que los recuerdos algún día puedan ser almacenados es real, pero aún existen importantes cuestiones éticas y tecnológicas que deben superarse. Sin embargo, eso no impide que opines sobre el tema. Así que, ¿te gustaría tener un respaldo de tu propia mente?
Según señala Simon Parkin en un extraordinario artículo de la BBC, hace miles de años los seres humanos vienen intentando inmortalizar su existencia – a través de pinturas rupestres plasmadas en las cavernas de la prehistoria, mediante cuentos que se transmitieron oralmente de generación en generación, diarios, fotografías, poesía, películas y, más recientemente, a través de sitios como Instagram, YouTube, Twitter y Facebook.
Además, según Simon, actualmente la tecnología nos permite capturar y almacenar nuestras experiencias con una calidad de detalle sin precedentes. Y, en este sentido, existen varios científicos trabajando con ahínco para desarrollar formas de hacer que nuestros recuerdos puedan convertirse en algo eterno. Sin embargo, si pudieras, ¿te gustaría poder almacenar todo – y, de esta forma, inmortalizar tu existencia?
Un avatar interactivo.
Según Simon, una de las tecnologías que persigue dicho fin es el sitio Eterni.me, que ofrece un espacio en el que las personas pueden perpetuar sus legados. El servicio aún se encuentra en desarrollo, pero básicamente permite que los interesados almacenen sus fotos, históricos de los lugares que visitó, información presente en los correos electrónicos, redes sociales e incluso aquellas cosas que fueron vistas a través de Google Glass.
avatar binario
Todos estos datos son reunidos, analizados y filtrados para que, después, un avatar – que imita la personalidad y apariencia del usuario – sea alimentado con estos datos. Y a medida que esta “persona virtual” va aprendiendo respecto al individuo e interactuando con él en el transcurso de su vida, la idea es que, con el tiempo, el avatar se vuelva cada vez más parecido con la persona a la que representa.
De esta forma, el sitio permite que los interesados – a través de las décadas y alimentando regularmente a la base de datos con su información personal – fabriquen una copia digital interactiva de sí mismos, que podría ser consultada en un futuro por sus nietos, bisnietos, etc. Los responsables de este servicio incluso piensan transformar el sitio en una especie de biblioteca de la humanidad del futuro.
La única reserva es que, de la misma forma que sucede en Facebook, por ejemplo, aquí los usuarios también podrán elegir qué información incluir y cual omitir de sus cuentas, inmortalizando, así, una versión digital que apenas represente algunas características del individuo real.
Bit por bit.
Otra posibilidad es almacenar todo el contenido presente en nuestra memoria en un cerebro artificial. Según Simon, en teoría sería posible si la ciencia logra encontrar una solución para tres cuestiones: la de preservar el cerebro de una persona después de su muerte, la de descubrir cómo acceder y almacenar la información contenida en él y, por último, cómo transferir esos datos a un cerebro artificial.
El objetivo sería crear un órgano en el laboratorio capaz de actuar como si fuera un órgano humano y, pese a que parezca algo salido de un libro de ciencia ficción, ya existe una gran cantidad de investigadores trabajando en el desarrollo de dicha tecnología. Rusia 45 es uno de esos intentos por inmortalizar recuerdos humanos en entes robóticos.
Un equipo del MIT, por ejemplo, está intentando elaborar un mapa con todas las conexiones presentes en el cerebro humano, mientras que otros vienen trabajando en registrar la actividad de millones de neuronas y en la construcción de modelos inteligentes a partir de dicha actividad.
El avance ha sido lento, pero los especialistas ya lograron crear modelos tridimensionales de pequeñas porciones del tejido cerebral. Actualmente, es posible ejecutar simulaciones en supercomputadoras a partir de tejidos del tamaño de cerebro de ratones, aunque la conectividad entre “biología” y “tecnología” aún no se ha perfeccionado.
Sin embargo, a medida que el tema de la conectividad es solucionado, se espera que los datos presentes en los tejidos cerebrales puedan ser leídos y convertidos automáticamente en modelos que podrán ser analizados y transformados por los simuladores.
Simuladores cerebrales.
Según Simon, a pesar de que la posibilidad de inmortalizar la existencia humana parezca un sueño distante, lo que no falta son inversiones en el área. Incluso Google está trabajando en el proyecto “Google Brain”, donde se espera desarrollar una tecnología que replique algunas facetas de la mente humana.
Para eso, la compañía cuenta con la colaboración de especialistas en redes neurales – es decir, las redes que permiten que los humanos piensen y recuerden – y que creen que la realización de copias digitales del cerebro humano será posible todavía en nuestra generación. Además del proyecto de Google, otras iniciativas apuestan al desarrollo de prótesis neurales capaces de replicar funciones cerebrales en simuladores.
Con base en esta tecnología, algunos investigadores inclusive han logrado avances significativos en ratones y primates y, en breve pretenden realizar las pruebas con humanos para probar que la reproducción de determinadas partes del cerebro humano ya es algo posible. Además, según este personal, en un futuro cercano, será posible crear back ups de la mente humana y almacenarlos en la nube. Imagínate morir hoy por la noche y hacer un “respawn” con un respaldo de tus recuerdos que hiciste hace una semana.
Desafíos.
Pero no todo es miel sobre hojuelas. A pesar de las promesas, no podemos olvidar que los recuerdos no se almacenan en nuestra mente como si fueran archivos de una computadora, organizados en carpetas que pueden abrirse mediante un índice de búsqueda. Según Simon, el asunto es mucho más complejo, pues los recuerdos están compuestos por una serie de asociaciones que van siendo “despertadas” a medida que recordamos un hecho especifico.
Además, cuando rescatamos un recuerdo, varias regiones del cerebro que movilizan en este proceso. Eso sin mencionar que los recuerdos también se ven afectados por nuestras percepciones y por la forma en que pensamos en aquel momento especifico, lo que significa que los recuerdos pueden ser moldeados con el paso del tiempo. Así, para recrear el cerebro humano, sería necesario tener una copia de TODOS los recuerdos.
Existe también la cuestión de cómo extraer esa información de un cerebro sin dañarlo, considerando que las técnicas modernas son altamente invasivas. Y aún resta el problema relacionado con los dispositivos que serán utilizados en las simulaciones – ya que la demanda de cómputo será extremadamente grande.
Implicaciones.
Considerando que todas esta barreras sean superadas, las tecnologías desarrolladas y que el back up del cerebro humano se convierta en una realidad, según Simon, existen especialistas que alegan una parte de beneficios, así como aquellos que creen que surgirán toda una serie de cuestiones problemáticas.
Entre las ventajas, además de inmortalizar la existencia de seres humanos, la copia de los recuerdos podría permitir que los científicos finalmente entiendan el funcionamiento de la mente humana, y el proceso mediante el cual se forman los pensamientos y los recuerdos. La información almacenada también podría ser utilizada en tratamientos psicológicos, y en terapias que podrían ayudar a las personas a optimizar sus estrategias de comportamiento.
Por otro lado, una vez que esta información sea almacenada, ¿quién tendrá derecho sobre ella? ¿Tendrán los avatares los mismos derechos que las personas normales? O, peor aún, ¿podrían estas mentes digitales ser ejecutadas en tiempo real y participar en la sociedad como los individuos de carne y hueso? Y también están las cuestiones sobre seguridad y privacidad – después de todo, todos tenemos secretos –, ¿Qué datos deberían o no ser requeridos, y por quiénes?
Y finalmente: ¿cómo podrían garantizarse estos derechos? Como acabas de ver, la posibilidad de que los recuerdos algún día puedan ser almacenados es real, pero aún existen importantes cuestiones éticas y tecnológicas que deben superarse. Sin embargo, eso no impide que opines sobre el tema. Así que, ¿te gustaría tener un respaldo de tu propia mente?
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