La periodista e investigadora Janet C. Phelan, lleva años advirtiendo de un descubrimiento muy sospechoso sobre la red de suministro de agua de EEUU.
No sabemos si Phelan es una paranoica o realmente ha destapado un posible complot, pero la periodista afirma haber descubierto la existencia de una “misteriosa” doble línea de suministro de agua, que podría ser utilizada para realizar un ataque biológico o químico contra la población norteamericana.
Lo más sorprendente es que esa doble línea de suministro de agua, permitiría eliminar de forma selectiva a los ciudadanos y dicho ataque podría ser ocultado bajo la forma de pandemia o epidemia natural.
Al menos, esas son las conclusiones a las que ha llegado Phelan.
Lo cierto es que EEUU es uno de los países mejor preparados para afrontar un ataque biológico en su propio territorio.
El gobierno de EEUU creó el programa BioWatch en el año 2003, impulsado por las cartas con ántrax que fueron enviadas por todos los EEUU poco después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Esas cartas, que contenían esporas de ántrax, fueron enviadas a varias oficinas de medios de comunicación y a dos senadores demócratas estadounidenses, matando a cinco personas e infectando a otras 17.
BioWatch ha sido descrita como “la primera red de alerta temprana de EEUU de sensores para la detección de un ataque biológico”.
Así es como funciona: en una treintena de ciudades en todo Estados Unidos, se han situado sensores ocultos que “olfatean” el aire y recogen muestras de microbios que se analizan de forma regular en un laboratorio cercano.
Si se liberara a la atmósfera de cualquiera de estas ciudades un agente biológico, sonaría la alarma en Washington y se iniciarían las actuaciones para proteger las zonas afectadas.
Sin embargo, los críticos con el programa BioWatch han señalado que el sistema ofrece numerosos falsos positivos: es decir, indica regularmente alertas de peligro que en realidad no existen.
Además, los sensores son incapaces de detectar las liberaciones subterráneas o en interiores de edificios, de agentes biológicos peligrosos.
Los críticos también han señalado que los sensores colocados en grandes ciudades contaminadas pueden fallar por completo a la hora de detectar agentes biológicos.
Pero hay un aspecto del sistema BioWatch del que ni tan sólo los más críticos se han dado cuenta. Y es que después de invertir miles de millones de dólares en este sistema, se ha prestado muy poca atención a la posibilidad de un acto de terrorismo biológico a través del suministro de agua.
Los sistemas de agua de Estados Unidos están abiertos para un acto potencial de bioterrorismo; de hecho, la configuración de los sistemas públicos de agua de EEUU, una configuración que contiene dos redes paralelas, proporcionaría el sistema perfecto e indetectable para realizar un ataque biológico sobre la población.
Los planos obtenidos por la periodista de investigación Janet C. Phelan, muestran claramente la existencia de esas dos líneas paralelas de suministro de agua recorriendo todas las calles de las ciudades de EEUU de las que la periodista obtuvo planos.
Un conjunto de válvulas controladas a distancia, situadas en la segunda línea de suministro, indican que aquello que contenga esta segunda línea de suministro, se mantiene en reserva bloqueado por dichas válvulas.
Pero ¿retenido por qué y hasta cuándo?
El sistema tal y como está configurado actualmente, permitiría que el contenido de la segunda línea de suministro fuera volcado en algunas casas mientras fuera retenido en otras, a través de la apertura y cierre por control remoto de las válvulas.
Esto significa que el agua (o lo que sea) suministrada por la segunda línea de suministro se puede entregar de forma selectiva a algunas residencias, mientras se deja a otras recibiendo el agua de la primera línea de suministro.
Dicho de otra manera: alguien podría contaminar con un agente biológico el agua de la red secundaria de suministro y suministrarla a distancia a los domicilios de su elección sin que nadie se diera cuenta de ello.
Además, eso permitiría que aquellos que realizaran un ataque biológico o químico a través de la red de suministro de agua, podrían salvarse de sus efectos, pues no recibirían el agua contaminada en sus casas.
Este tipo de ataque altamente selectivo no puede realizarse si se perpetra un atentado liberando agentes biológicos tóxicos en el aire.
Además, la automatización de este sistema de suminsitro, proporcionado por las válvulas de control remoto, impediría que el público fuera alertado sobre la contaminación biológica del agua a través del sistema de detección de ataques anteriormente mencionado, el BioWatch.
Es decir, nadie sabría que el agua de su casa estaría siendo envenenada proque nadie detectaría esa contaminación y además, cuando el ataque biológico se hiciera evidente, sería muy difícil concluir que el agua fuera la causante de ello, puesto que dos domicilios adyacentes podrían recibir agua envenenada o agua libre de patógenos a elección de los atacantes.
Por si esto fuera poco, se ha sugerido que, tras el inicio de un evento a nivel de pandemia, se impondrían cuarentenas entre la población.
Y precisamente el establecimiento de una cuarentena, sería lo que provocaría que quien recibiera el patógeno en su residencia a través de las líneas de suministro de agua, recibiera la dosis máxima y letal de dicho patógeno tóxico.
Si todo esto suena a ciencia ficción, consideremos lo siguiente: tras los atentados de septiembre de 2001, el Congreso de Estados Unidos aprobó una ley, titulada “Ley de Información de Infraestructuras Críticas”, mediante la cual se convierte en delito federal punible con pena de prisión que un funcionario del gobierno revele información sobre “infraestructuras protegidas”.
Pero al parecer, el término “infraestructuras críticas” también incluye información sobre la existencia de una segunda línea de suministro de agua.
Bajo la amenaza de esta ley, ningún funcionario del gobierno admitirá jamás la existencia de esta segunda línea de suministro, incluso cuando se puedan mostrar planos que proporcionan evidencia de que sí existe.
De hecho, cuando la investigadora Janet C. Phelan solicitó a la ciudad de Los Ángeles los planos sobre la red de suministro de agua, los funcionarios le enviaron planos completamente nuevos, convenientemente manipulados para que solo se mostrara una sola línea de suministro de agua.
Sin embargo, la propia Janet C. Phelan pudo obtener planos de los mismos bloques de casas a través del capataz que estaba supervisando los trabajos en la calle y en esos planos no alterados, sí se mostraba la existencia de dos líneas de suministro paralelas.
En otras palabras, el gobierno le niega al público, específicamente, tener conocimiento de la existencia de una segunda línea de suministro de agua.
Y la gran pregunta es ¿por qué?
¿SEGURIDAD NACIONAL O ENCUBRIMIENTO CON FINES DESCONOCIDOS?
Ha hecho falta una enorme cantidad de trabajo para reconfigurar los sistemas de suministro de agua a lo largo de los EEUU; de hecho, esos trabajos para reconvertir el sistema simple en un sistema de doble línea, comenzó alrededor del momento en que el presidente Nixon anunció que los EEUU abandonaba unilateralmente su programa de armas biológicas ofensivas.
Este hecho, que prácticamente nadie conoce, convierte al programa BioWatch en una considerable distracción y en un desvío inútil de dinero.
Más de 40 millones de dólares ya se han asignado a BioWatch desde su creación. Pero ni un solo dólar se ha invertido en la protección del abastecimiento de agua de la nación, curiosamente.
El Departamento de Seguridad Nacional ha elaborado una serie de BTRAs (evaluaciones de amenazas de riesgo biológicos). Pero ni una sola mención del riesgo que representa el sistema de doble línea de suministro de agua se ha podido encontrar en estas evaluaciones.
La Agencia de Protección Ambiental (EPA) y el Departamento de Seguridad Nacional le aseguran a sus ciudadanos que están realizando continuos esfuerzos por proteger la infraestructura crítica.
De acuerdo con el Plan de Protección de la Infraestructura Nacional del sector del agua:
“Los servicios públicos han llevado a cabo evaluaciones de riesgo y sobre la base de los resultados de esas evaluaciones, los propietarios y los operadores han creado o actualizado planes de respuesta de emergencia y han implementado numerosas mejoras de protección.
Estas mejoras incluyen: (1) mejorar el control de acceso a los servicios públicos; (2) la ampliación de las barreras físicas contra vulnerabilidades mediante la instalación de equipos como dispositivos de prevención de reflujo en tuberías y cierres en los hidrantes y bocas de inspección; (3) aumento de control sobre el acceso, entrega y almacenamiento de productos químicos; y (4) endurecimiento de los sistemas de la red cibernética de control de suministro mediante la instalación de software de detección anti-virus y cortafuegos, y en algunos casos mediante la adopción de sistemas de control en línea”
Sin embargo, cuando la periodista Janet C. Phelan contactó recientemente con la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y realizó preguntas sobre el sistema de doble línea de suministro y sobre qué tipos de pruebas y análisis se realizaban para determinar la seguridad y la potabilidad del agua de los Estados Unidos, esa agencia fue incapaz de responder.
Robert Daguillard, de la oficina de prensa nacional de la EPA, ofreció una respuesta enlatada y completamente irrelevante a preguntas directas, haciendo alarde de los sistemas de vigilancia y de varias directivas presidenciales.
Se negó a responder a la pregunta sobre el propósito de la segunda línea de suministro y también fue incapaz de responder a las preguntas relacionadas con el tipo de pruebas realizadas para determinar la potabilidad del agua del grifo.
LOS FUNCIONARIOS LO NIEGAN TODO
Janet C. Phelan se hizo con planos de las redes de suministro de agua de la ciudad de Spokane, en el estado de Washington.
La periodista contactó entonces con la oficial de asuntos públicos de la ciudad, Marlene Feist, que insistió en que las dos líneas paralelas de suministro de agua no estaban conectadas entre sí, a pesar de que los planos muestran claramente que ambas líneas sí están conectadas y que por lo tanto, el contenido de cualquiera de las dos líneas de suministro de agua, puede ser volcada en cualquier residencia de forma individualizada y a distancia.
Al recibir tal negativa, la investigadora contactó con la línea especial de armas de destrucción masiva del FBI. El encargado de la línea se negó a hablar del asunto con un miembro de la prensa y desvió la solicitud de información a la Oficina de Prensa del FBI.
Ayn Dietrich, la jefe de prensa de la oficina del FBI que cubre el área de la ciudad de Spokane, dijo que no podía dar información sobre el sistema de doble línea de suministro de agua.
Todo esto ha llevado a la investigadora Janet C. Phelan, a sospechar que podría producirse un acto de terrorismo biológico o un evento a nivel de pandemia, ya sea de origen natural o completamente fabricado, en un futuro no muy lejano.
De hecho, un número de personas “bien informadas”, como diversos senadores y personas del Departamento de Seguridad Nacional de EEUU, ya han estado advirtiendo de la posibilidad de un inminente ataque químico o biológico.
Recientemente, el periódico británico The Guardian también anunció que un ataque de este tipo era “prácticamente inevitable”. La programación predictiva, como la ofrecida por la película de Steven Soderbergh, “Contagio”, garantizará que el gobierno de Estados Unidos será el “chico bueno” y que hará todo lo que esté a su alcance para proteger a su estimada población si se produce una pandemia.
Sin embargo, todo el asunto sobre la misteriosa doble línea de suministro de agua, arroja muchas preguntas y muchas sospechas.
¿Por qué se invirtió tanto dinero y tanto tiempo en una doble línea de suministro de agua de la que prácticamente se oculta la existencia al público?
¿Por qué se vuelca tanto dinero en proteger a los ciudadanos de un presunto ataque bioterrorista por via aérea y no se hace nada para impedir ese ataque a través del suministro de agua y de la misteriosa doble línea de suministro?
Y la pregunta más capciosa de todas: ¿Podría provocarse una pandemia falsa contaminando el suministro de agua y eliminando selectivamente a determinados sectores de la población e incluso a individuos concretos?
Podría parecer algo natural y ser, sin embargo, algo muy bien orquestado y premeditado.
Al menos esto es lo que insinúa la investigadora Janet C. Phelan…¿tendrá razón o simplemente es una paranoica muy mal informada?
Visto en : El Robot Pescador
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