Un equipo documenta por primera vez cómo un grupo de primates enseña patrones de vocalización a sus crías. Algunos biólogos consideraban que era una capacidad exclusiva de los humanos.
Un tití de cola negra ('Mico melanurus') con sus crías - Foto Tomoko Ichishima (Wikimedia Commons)
Los monos titís (nombre con el que se conoce a varias especies de pequeños primates del Nuevo Mundo) no son solo adorables por su aspecto sino también por su sistema de vocalizaciones. El equipo deDaniel Takahashi, que estudia el tema desde hace años, comprobó que mientras los adultos emiten una serie de llamadas agudas parecidas a un silbido, las crías apenas emitían unos chirridos parecidos a un llanto.
Para tratar de explicar este tránsito, los investigadores midieron la actividad respiratoria de adultos y crías y comprobaron que el cambio en las vocalizaciones podía explicarse en parte por la maduración del sistema respiratorio. Pero analizando los patrones acústicos vieron que no era suficiente.
Los individuos que más interaccionan con sus padres aprenden antes.
El siguiente paso del equipo fue investigar si las respuestas de los adultos a las vocalizaciones de las crías podrían afectar a esta transición entre simples lamentos y llamadas distinguibles. Para ello, como explican el trabajo publicado este jueves en la revista Science, los científicos registraron las llamadas de las crías desde el nacimiento hasta los 20 días de edad y analizaron la interacción acústica con sus padres. Para su sorpresa descubrieron una poderosa correlación entre ambas señales. El cambio se produce mucho más rápido en aquellos individuos que más sonidos intercambian con sus padres.
En las grabaciones se aprecia esta interacción entre adultos y crías que conduce a un aprendizaje por parte de estas últimas y demuestra que escuchan a sus padres. Aunque esta diferencia en la emisión de llamadas se produce en muchas otras especies, es la primera vez que se demuestra que existe esta relación directa entre ambas llamadas, y los autores del trabajo concluyen que los titís son la única especie de primate conocida hasta ahora que comparte con nosotros la capacidad de enseñar a sus crías a modular las vocalizaciones.
Lógicamente los titís no "hablan" y la comunicación entre ellos es muy rudimentaria. Pero una de las cuestiones que más interesa a los científicos que estudian este tema es cómo pudieron estas primeras herramientas de comunicación ayudar a la aparición del lenguaje en los humanos. Quizá, como apunta Daniel Margoliash en un artículo complementario en la revista Science, el descubrimiento de Takahashi y sus compañeros apunta a la existencia de un sustrato para el aprendizaje vocal del que los homínidos pudieron tomar ventaja y que ha permitido la comunicación en nuestra especie y en otras.
Referencias: The developmental dynamics of marmoset monkey vocal production (Science) | Marmoset kids actually listen (Science)
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