Hace 1.000 años en Perú hubo un gran desarrollo de trepanaciones craneales, que se usaban no solo para curar lesiones y enfermedades, sino para curar dolencias psicológicas, según un estudio.
Danielle Kurin de la Universidad de California y sus colegas bioarqueólogos rescataron en Andahuaylas, Perú, 35 cráneos humanos marcados con señales de decenas de trepanaciones. El hecho de que esta operación se practicaba en el mundo antiguo desde hace milenios era bien conocido, pero el hallazgo permitió a Kurin y su equipo sacar varias conclusiones interesantes que publicaron en la revista ‘American Journal of Physical Antropology’.
En concreto, Kurin y sus colegas piensan que esta operación, que pudo aparecer en la zona andina cerca de los años 200-600 d.C., vio un gran desarrollo cerca del año 1.000. Los investigadores creen que ello se debió a la caída de la civilización preincaica Huari. La destrucción del imperio provocó desestabilización y conflictos armados, y el aumento de lesiones y enfermedades provocó que la gente buscara medidas para curarlas.
“Igual que el uso de explosivos improvisados estimula el desarrollo de las prótesis, la violencia y el aumento de las heridas obligó a la gente a desarrollar la trepanación craneal”, sostiene Danielle Kurin, quien añade que es probable que la operación se usara no solo para curar lesiones y dolores físicos, sino también para curar los dolores del alma.
Algunas operaciones fueron un éxito, otras no tanto. Si el paciente no sobrevivía, su cuerpo se ‘donaba’ a los médicos para realizar estudios, aseguran los científicos. “Siendo bioarqueólogos, sabemos que se experimentaba con los cuerpos por la localización y la profundidad de los agujeros”, señala Kurin. “Por ejemplo, en un cráneo cada agujero tiene una profundidad diferente, es fácil imaginar a los doctores peruanos antiguos practicando para saber penetrar el cráneo justo a la profundidad necesaria”.
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