Cerca de cuatro años después de la explosión de la plataforma petrolera Deepwater Horizon, propiedad de BP en el Golfo de México, la fauna sigue sufriendo las consecuencias de la marea negra, en particular delfines tortugas y atunes.
“Los grandes delfines que están en la zona de la marea negra siguen enfermos y mueren. Y hay más indicios de que estas enfermedades y muertes están vinculadas a Deepwater Horizon”, afirmó Doug Inkley, un científico responsable de la organización ecológica estadounidense “National Wildlife Federation” en un informe publicado el martes.
“La ciencia nos dice que el impacto de este desastre está lejos de terminar y no importa lo que digan BP u otros, el petróleo no desapareció”, añadió el ecologista.
“Sigue habiendo petróleo en el fondo del Golfo, petróleo que llega a las playas y que todavía se puede encontrar en los pantanos. Esto no me sorprende”, detalló Doug Inkley, al especificar que 25 años después del accidente del Exxon Valdez en Alaska, especies marinas como las orcas todavía no se recuperaron del todo de los efectos de esta marea negra.
Además del impacto en grandes delfines, Inkley también mencionó que cada año unas 500 tortugas de Kemp terminaban en las playas de la región visiblemente afectadas por esta contaminación, cifras muy superiores a la normalidad.
“En peligro de extinción, estas tortugas volvieron a proliferar en forma espectacular en los últimos treinta años, pero desde hace cuatro años su población se estancó”, dijo Pamela Plotkin, profesora de oceanografía en la Universida de Texas A&M, insistiendo en la necesidad de vigilar de cerca esta especie.
El informe también hace referencia a una sustancia química en el crudo de la marea negra que provoca irregularidades cardíacas en el atún rojo y albacora, además de algunas aves marinas.
Finalmente, los autores señalan que el esperma de las ballenas del Golfo de México muestran una mayor concentración de metales que en cualquier otra parte del mundo. Estos metales pueden afectar su ADN, advierten.
La explosión en abril de 2010 de la plataforma petrolera Deepwater Horizon había provocado el derrame de 4,9 millones de barriles de crudo en las aguas del Golfo de México, la mayor marea negra en la historia de Estados Unidos.
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