Cada día este hombre de 30 años se come, al menos, tres kilos de su comida favorita.
Desde su niñez, Pakkirappa Hunagundi es adicto a comer ladrillos, barro y tierra.
Lo más curioso es que esta dieta no le hace ningún daño: tiene unos dientes sanos y su sistema digestivo funciona con normalidad.
“Aparte de ladrillos, barro y piedras, no me gusta nada. Incluso si usted me ofrece un néctar divino, no lo voy a probar”, advierte el hombre.
Según los médicos, Hunagundi sufre un trastorno de la alimentación poco común llamado picacismo, que se caracteriza por comer de forma compulsiva sustancias no comibles.
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