El mundo ha abierto un compás de espera por la inquietante inseguridad del mantenimiento de la vida como se le conoce hasta hoy, por el posible cumplimiento de profecías que anuncian la destrucción inexorable del planeta Tierra anunciado por profetas de la talla de Nostradamus, y de otros profetas bíblicos cuyas declaraciones están registradas en el libro final llamado el apocalipsis, pero agraciadamente estudiosos de estos temas anuncian la existencia de lineas de tiempo cuyo cumplimiento depende de la mente colectiva de los habitantes del planeta, quienes en definitiva somos los creadores del futuro.
Tras aprender los rudimentos de la ciencia médica con uno de sus abuelos, estudió en Aviñón y en la Escuela de Medicina de Montpellier. La peste de 1525-1529 le obligó a salir de aquella ciudad y a ejercer como médico, aunque no había obtenido todavía de forma oficial su título, en Narbona, Toulouse y Burdeos.
Cuando Montpellier quedó liberada de la epidemia de peste, regresó a esta ciudad, donde por fin obtuvo el título de doctor, y a continuación se estableció en Agen. En esta otra ciudad se casó y tuvo dos hijos, pero muy pronto fallecieron ambos, al igual que su mujer, lo cual le llevó a emprender un largo viaje de más de diez años en que procuró olvidar sus desdichas familiares y profundizar en sus conocimientos médicos y astrológicos.
En el año 1544 volvió a casarse con una bella heredera de Salon, ciudad en la que fijó su residencia. Su nuevo casamiento le procuró un período de paz y de comodidad muy fructíferos, además de varios hijos que nacieron con el paso del tiempo. Cuando al año siguiente volvió a estallar la peste, sus servicios fueron requeridos en diversas ciudades francesas.
En Lyon fue donde cosechó sus mayores éxitos y donde mayor fama ganó, aunque diversas rivalidades y pleitos con varios colegas celosos de su fama le obligaron a volver a Salon, donde se dedicó a escribir diversas obras médicas. En su refugio, profundizó todavía más en bibliografías astrológicas y adivinatorias, y comenzó a redactar él mismo sus célebres Prophéties (“Profecías”), cuya primera edición, que incluía siete “centurias” (Cuartetas de Nostradamus), vio la luz en el año 1555.
Las Prophéties son una obra escrita en verso, en un estilo oscuro y artificioso, y con contenidos enigmáticos que intentaban adivinar el futuro de Francia y del mundo hasta el año 3797, en que se produciría supuestamente el Apocalipsis. Una de sus más célebres predicciones se refiere a la destrucción de Occidente que causarían los pueblos mongólicos del Oriente en el año 1999.
Según explica el propio adivino en la primera centuria, su técnica adivinatoria se basaba en sentarse delante de un trípode frente al cual había un recipiente de cristal con agua, hasta que llegase, en forma de llama luminosa, la inspiración profética. Pese a su escasa inteligibilidad, su obra alcanzó una popularidad instantánea que llegó hasta la corte, lo que explica que Catalina de Médicis invitase en seguida al astrólogo a París y allí le cubriese de honores y distinciones. Extraordinaria impresión causó el hecho de que hubiese profetizado la muerte de Enrique II a causa de las heridas recibidas en un torneo. Ello le convirtió en uno de los hombres más apreciados y solicitados de la corte.
En 1558 publicó una nueva edición de su obra, con tres centurias añadidas, que no hicieron sino acrecentar su fama. En el año 1564 le visitaron en su casa de Salon Carlos Manuel de Saboya, la princesa Margarita y el mismo Carlos IX, que le nombró su médico personal. Pero las envidias y celos de muchos colegas lograron, sin embargo, que sobre su persona y su obra gravitasen siempre dudas y existiese una polémica permanente. Durante su vida, nunca faltaron las voces que le denunciaron como impostor y defraudador profesional. Esas críticas aumentaron, lógicamente, tras su muerte, y un siglo después de ella, personajes como Pierre Gassendi demostraron que algunos de sus horóscopos contenían errores muy importantes. A pesar de ello, sus Prophéties siguieron siendo una obra de inmensa popularidad, que se ha estado reeditando, analizando y estudiando desde entonces hasta hoy, y que ha sido traducido a numerosísimas lenguas.
A Michel de Nostradamus se le atribuyen otras obras, aparte de sus célebres Prophéties: el Traité des fardements (“Tratado de maquillajes”) (Lyon, 1552), Le remède très utile contre la peste et toutes fièvres pestilentielles (“Remedio muy útil contra la peste y contra todas las fiebres pestilenciales”) (París, 1561), y el Traité des singulières recettes pour entretenir la santé du corps (“Tratado de recetas singulares para mantener la salud del cuerpo”) (Lyon, 1572).
Michel de Nostradamus fue padre de otro astrólogo del mismo nombre, llamado “El Joven”, que publicó, todavía en vida de su progenitor, un Traité d´astrologie (“Tratado de astrología”) (París, 1563), y profetizó que el pueblo de Pouzin sería devorado por las llamas. Fue sorprendido cuando él mismo se encargaba de prenderle fuego para ver cumplida su profecía, y ejecutado de manera inmediata en 1574. Otro de sus hijos fue el pintor Cesar (1555-1629), gentil hombre de cámara de Luis XIII y autor de un retrato de su padre que se conserva en Aviñon.
Fuente primigenia: Ciudad PC ElRincondePC1
¿Qué sucederá el 21 de Diciembre de este año aciago en curso? ¿Se cumplirán las profecías de Nostradamus, los mayas, y el código SE de la Biblia? ¿Puede que ese día sea el fin del mundo y que nunca volvamos a ver la luz del Sol? No podemos dar respuesta ni positiva ni negativa, sino que debemos esperar que el tiempo sea nuestro aliado junto a la conciencia colectiva, y lo que en conjunto decidamos sera lo que se ejecutara para el beneficio de las almas que estamos viajando por los caminos de la eternidad.
Michel de Nostradamus : Médico, astrólogo y adivino francés, nacido en Saint-Rémy de Provence y muerto en Salon. Su nombre verdadero era Michel de Notredame, y nació en el seno de una familia de judíos convertidos al cristianismo en la que había habido varios médicos de gran celebridad.
Tras aprender los rudimentos de la ciencia médica con uno de sus abuelos, estudió en Aviñón y en la Escuela de Medicina de Montpellier. La peste de 1525-1529 le obligó a salir de aquella ciudad y a ejercer como médico, aunque no había obtenido todavía de forma oficial su título, en Narbona, Toulouse y Burdeos.
Cuando Montpellier quedó liberada de la epidemia de peste, regresó a esta ciudad, donde por fin obtuvo el título de doctor, y a continuación se estableció en Agen. En esta otra ciudad se casó y tuvo dos hijos, pero muy pronto fallecieron ambos, al igual que su mujer, lo cual le llevó a emprender un largo viaje de más de diez años en que procuró olvidar sus desdichas familiares y profundizar en sus conocimientos médicos y astrológicos.
En el año 1544 volvió a casarse con una bella heredera de Salon, ciudad en la que fijó su residencia. Su nuevo casamiento le procuró un período de paz y de comodidad muy fructíferos, además de varios hijos que nacieron con el paso del tiempo. Cuando al año siguiente volvió a estallar la peste, sus servicios fueron requeridos en diversas ciudades francesas.
En Lyon fue donde cosechó sus mayores éxitos y donde mayor fama ganó, aunque diversas rivalidades y pleitos con varios colegas celosos de su fama le obligaron a volver a Salon, donde se dedicó a escribir diversas obras médicas. En su refugio, profundizó todavía más en bibliografías astrológicas y adivinatorias, y comenzó a redactar él mismo sus célebres Prophéties (“Profecías”), cuya primera edición, que incluía siete “centurias” (Cuartetas de Nostradamus), vio la luz en el año 1555.
Las Prophéties son una obra escrita en verso, en un estilo oscuro y artificioso, y con contenidos enigmáticos que intentaban adivinar el futuro de Francia y del mundo hasta el año 3797, en que se produciría supuestamente el Apocalipsis. Una de sus más célebres predicciones se refiere a la destrucción de Occidente que causarían los pueblos mongólicos del Oriente en el año 1999.
Según explica el propio adivino en la primera centuria, su técnica adivinatoria se basaba en sentarse delante de un trípode frente al cual había un recipiente de cristal con agua, hasta que llegase, en forma de llama luminosa, la inspiración profética. Pese a su escasa inteligibilidad, su obra alcanzó una popularidad instantánea que llegó hasta la corte, lo que explica que Catalina de Médicis invitase en seguida al astrólogo a París y allí le cubriese de honores y distinciones. Extraordinaria impresión causó el hecho de que hubiese profetizado la muerte de Enrique II a causa de las heridas recibidas en un torneo. Ello le convirtió en uno de los hombres más apreciados y solicitados de la corte.
En 1558 publicó una nueva edición de su obra, con tres centurias añadidas, que no hicieron sino acrecentar su fama. En el año 1564 le visitaron en su casa de Salon Carlos Manuel de Saboya, la princesa Margarita y el mismo Carlos IX, que le nombró su médico personal. Pero las envidias y celos de muchos colegas lograron, sin embargo, que sobre su persona y su obra gravitasen siempre dudas y existiese una polémica permanente. Durante su vida, nunca faltaron las voces que le denunciaron como impostor y defraudador profesional. Esas críticas aumentaron, lógicamente, tras su muerte, y un siglo después de ella, personajes como Pierre Gassendi demostraron que algunos de sus horóscopos contenían errores muy importantes. A pesar de ello, sus Prophéties siguieron siendo una obra de inmensa popularidad, que se ha estado reeditando, analizando y estudiando desde entonces hasta hoy, y que ha sido traducido a numerosísimas lenguas.
A Michel de Nostradamus se le atribuyen otras obras, aparte de sus célebres Prophéties: el Traité des fardements (“Tratado de maquillajes”) (Lyon, 1552), Le remède très utile contre la peste et toutes fièvres pestilentielles (“Remedio muy útil contra la peste y contra todas las fiebres pestilenciales”) (París, 1561), y el Traité des singulières recettes pour entretenir la santé du corps (“Tratado de recetas singulares para mantener la salud del cuerpo”) (Lyon, 1572).
Michel de Nostradamus fue padre de otro astrólogo del mismo nombre, llamado “El Joven”, que publicó, todavía en vida de su progenitor, un Traité d´astrologie (“Tratado de astrología”) (París, 1563), y profetizó que el pueblo de Pouzin sería devorado por las llamas. Fue sorprendido cuando él mismo se encargaba de prenderle fuego para ver cumplida su profecía, y ejecutado de manera inmediata en 1574. Otro de sus hijos fue el pintor Cesar (1555-1629), gentil hombre de cámara de Luis XIII y autor de un retrato de su padre que se conserva en Aviñon.
Fuente primigenia: Ciudad PC ElRincondePC1
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