Utilizando técnicas de psicología y de marketing, los especialistas del tema analizan y ejecutan programas diseñados para influir en el comportamiento voluntario del target.
La tendencia inmoderada a adquirir bienes materiales ha alterado los principios básicos de la naturaleza. El consumismo desplazó al ser humano como el centro de todo bienestar social, y en su lugar condecoró a los intereses físicos y económicos.
Se innovaron ciencias con el fin de estudiar las demandas de los consumidores, de incrementar las ventas de las empresas interesadas. Utilizando técnicas de psicología y de marketing, los especialistas del tema analizan y ejecutan programas diseñados para influir en el comportamiento voluntario del target. Les compartimos algunas de los recursos mercadotécnicos que utilizan los supermercados:
- Refuerzan la asociación del color rojo con descuentos. Este color se asocia con el estímulo placentero de ahorrar dinero, razón por la cual estamos inclinados a comprar en tiendas de autoservicio que cuenten con muchos anuncios de este aspecto.
- Los carros de la tienda son más grandes de lo que realmente necesitamos comprar. Por ello, cuando vemos que no está tan lleno, tendemos a consumir más.
- Colocan la fruta y la verdura al inicio del recorrido, ya que genera cierta sensación positiva y confortable al entrar al establecimiento. Además, científicos creen que existe la tendencia a comprar productos precocinados al adquirir comida saludable desde el principio.
- Generan confusión al comparar precios por kilo, unidad, paquete, cuarto, gramos, etcétera. Aun cuando muestren los precios de un producto de la competencia, en muchas ocasiones la unidad realmente varía (y por lo tanto, ahí el engaño).
- Procuran aparentar que las frutas y verduras son productos frescos. Para lograrlo, cuidan desde la forma de colocarlas hasta rociarlas con agua fresca. El objetivo es engendrar una sensación de cuidado y salud.
- Provocan la sensación de hambre. Tanto el aroma de comida recién preparada como la visión de los productos activan los crepúsculos sensoriales, suscitando el hambre y la propensión a compras compulsivas.
- Los productos están tan dispersos que, al recorrer pasillo por pasillo, fomenta el consumo de otros artículos (que ni se tenía pensado llevar).
- Los productos de las repisas de la derecha son más caros que los de la izquierda.
- Los productos más caros están siempre a una altura fácil de encontrar a la vista; por lo que, los artículos que les gustan a los niños, están a su altura.
- Con las supuestas promociones, hacen pensar que sus productos son más baratos (cuando no lo son).
- Sugieren, de manera subliminal, los condimentos para diferentes tipos de comida. Por ejemplo, los refrescos y las papas fritas siempre están uno a lado del otro.
- Venden la carne y el pescado con fondos blancos, para que se vean más frescos.
- Los productos adquieren una mejor presentación para que consumas más. Incluso, los promocionales implicarán que las personas que lo compren, son de un rango social o económico, serán apreciados por los demás y por lo tanto serán felices.
- Las paredes de los supermercados siempre son de colores cálidos, generando una sensación de bienestar y comodidad; y por consiguiente, puedas pasar más tiempo comprando.
- Eso también incluye en la música tranquila o alegre. Algunos experimentos han demostrado que escuchar música francesa en el área de vinos, incrementa la venta de vinos franceses.
- Ubican artículos en la caja para incitar las compras impulsivas y “de último momento”. Por ejemplo, pilas, desodorantes, rastrillos y ¡hasta dulces!
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