Si tu modo de pensar y comunicarte está dominado por
la mitad izquierda de tu cerebro –es decir, si los centros nerviosos reguladores
del lenguaje y de la inteligencia verbal se sitúan en tu hemisferio cerebral
izquierdo-, lo más probable es que, además de ser diestro, uses el oído derecho
para contestar a una llamada telefónica cuando suena tu teléfono móvil. Por el
contrario, las personas con la mitad derecha del cerebro dominante habitualmente
usan su mano izquierda para sostener el teléfono y escuchan con el oído
izquierdo cuando atienden una llamada.
Aunque
este hecho puede parecer anecdótico, establecer una relación entre la dominancia
cerebral y el lado preferido para usar el teléfono móvil es un modo poco
invasivo de averiguar dónde están los centros de la comunicación y el lenguaje
en una persona concreta, según afirman los autores de la investigación,
investigadores del Hospital Henry Ford (EE UU). Hasta ahora se usaba para ese
mismo fin la anestesia hemisférica o test Wada, un procedimiento complejo que
consiste en inyectar anestesia en la arteria carótida para dormir a la mitad del
cerebro y poder mapear así su actividad.
El hemisferio izquierdo procesa
la información analítica y secuencialmente, paso a paso, de forma lógica y
lineal. El hemisferio izquierdo analiza, abstrae, cuenta, mide el tiempo, planea
procedimientos paso a paso, verbaliza, Piensa en palabras y en números, es decir
contiene la capacidad para las matemáticas y para leer y escribir.
La percepción y la
generación verbales dependen del conocimiento del orden o secuencia en el que se
producen los sonidos. Conoce el tiempo y su transcurso. Se guía por la lógica
lineal y binaria (si-no, arriba-abajo, antes-después, más-menos, 1,2,3,4
etc.).
Este hemisferio emplea un estilo de pensamiento convergente,
obteniendo nueva información al usar datos ya disponibles, formando nuevas ideas
o datos convencionalmente aceptables.
Aprende de la parte al todo y
absorbe rápidamente los detalles, hechos y reglas.
Analiza la información
paso a paso.
Quiere entender los componentes uno por uno.
El
hemisferio derecho, por otra parte, parece especializado en la percepción
global, sintetizando la información que le llega. Con él vemos las cosas en
el... espacio, y cómo se combinan las partes para formar el
todo. Gracias al hemisferio derecho, entendemos las metáforas, soñamos, creamos
nuevas combinaciones de ideas.
Es el experto en el proceso simultáneo o de proceso
en paralelo; es decir, no pasa de una característica a otra, sino que busca
pautas y gestaltes. Procesa la información de manera global, partiendo del todo
para entender las distintas partes que componen ese todo. El hemisferio
holístico es intuitivo en vez de lógico, piensa en imágenes, símbolos y
sentimientos. Tiene capacidad imaginativa y fantástica, espacial y
perceptiva.
Este hemisferio se interesa por las relaciones. Este método
de procesar tiene plena eficiencia para la mayoría de las tareas visuales y
espaciales y para reconocer melodías musicales, puesto que estas tareas
requieren que la mente construya una sensación del todo al percibir una pauta en
estímulos visuales y auditivos.
Con el modo de procesar la información
usado por el hemisferio derecho, se producen llamaradas de intuición, momentos
en los que «todo parece encajar» sin tener que explicar las cosas en un orden
lógico. Cuando esto ocurre, uno suele exclamar espontáneamente «¡Ya lo tengo!» o
«¡Ah, sí, ahora lo veo claro!» El ejemplo clásico de este tipo de exclamación es
el exultante «Eureka» (¡lo encontré!) atribuido a Arquímedes. Según la historia,
Arquímedes experimentó una súbita iluminación mientras se bañaba, que le
permitió formular su principio de usar el peso del agua desplazada para deducir
el peso de un objeto sólido sumergido.
Este hemisferio emplea un estilo
de pensamiento divergente, creando una variedad y cantidad de ideas nuevas, más
allá de los patrones convencionales.
Aprende del todo a la parte. Para
entender las partes necesita partir de la imagen global.
No analiza la
información, la sintetiza.
Es relacional, no le preocupan las partes en
sí, sino saber como encajan y se relacionan unas partes con otras.
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