Esta religión, con su símbolo antiguo de la esvástica india, fue fundada en el
siglo VI a.C. por el acaudalado príncipe indio Vardhamana Mahavira (“Gran
hombre” o “Gran héroe”). Emprendió una vida de abnegación y ascetismo. Salió
desnudo en busca de conocimiento “por las aldeas y los valles de la India
central para librarse del ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento“.
Sus seguidores en la actualidad, en un esfuerzo por mejorar su karma, llevan una vida similar de abnegación y respeto a toda criatura. En la actualidad hay menos de cuatro millones de creyentes de esta fe, y la mayoría está en las zonas de Bombay y Gujarat, en la India.
Creía que la salvación del alma podría lograrse sólo mediante la abnegación y autodisciplina extremadas y una aplicación rígida de ahinsa, la no violencia para con todas las criaturas. Llegó al extremo de llevar consigo una escoba suave con la cual barría a su paso ligeramente cualesquiera insectos que estuvieran en su camino.
Sus seguidores en la actualidad, en un esfuerzo por mejorar su karma, llevan una vida similar de abnegación y respeto a toda criatura. En la actualidad hay menos de cuatro millones de creyentes de esta fe, y la mayoría está en las zonas de Bombay y Gujarat, en la India.
El jainismo es ateísta, y a este ateísmo, por lo general, ni se
intenta disculparlo ni es polémico, sino que es aceptado como una actitud religiosa
natural. No obstante, los jainistas no niegan la existencia de deidades, pero se
considera que estos seres, como los seres humanos, están sujetos a las leyes de
transmigración y decadencia, y no determinan el destino del hombre. Los
jainistas consideran que las almas son individuales e infinitas. No son parte de
un alma universal. Las almas y la materia no son ni creadas ni destruidas.
La
salvación se logrará liberando al alma de elementos extraños (karmas) que la
oprimen, elementos que logran ingresar al alma por los actos de pasión del individuo. Tal acción causa el
renacimiento entre los animales o substancias inánimes: los actos meritorios
causan el renacimiento entre las deidades. La ira, el orgullo, el engaño y la
codicia son los obstáculos principales a la liberación del alma, pero el hombre
es amo de su propio destino.
Al dominarse a sí mismo y al no hacerle daño a
nadie, y al llevar una vida ascética, él podrá lograr renacer como una deidad.
Las reglas morales para el creyente devoto requieren que muestre bondad sin la
esperanza de que se le recompense por eso; de regocijarse frente al bienestar de
otros; de buscar aliviar el sufrimiento de otros; y de exhibir comprensión hacia
el criminal. La auto mortificación aniquila al karma acumulado.
http://www.monografias.com/trabajos17/religiones/religiones.shtml#jainismo
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