Casi universalmente existe un sentimiento arraigado en cada persona de todas las culturas y sociedades de nuestro mundo, que de alguna manera no somos lo suficientemente buenos. Sentimos que no merecemos reconocimiento por lo que hemos contribuido a familias, comunidades y lugares de trabajo. Sentimos que no somos merecedores de ser honrados y respetados como seres humanos. A veces, incluso, nos sorprendemos de que seamos lo suficientemente buenos como para estar vivos.
Y aunque esta baja autoestima puede no siempre
ser consciente, está ahí continuamente, y ofrece la base subyacente para la
forma en que enfocamos la vida y nuestras relaciones con otras personas. Como
maestros de la supervivencia emocional, a menudo nos encontramos actuando
escenas de la vida real que equivalen a valores imaginarios que nos colocamos en
nosotros.
Por ejemplo, cada uno de nosotros tiene sueños,
esperanzas y aspiraciones de lograr cosas grandiosas en su vida, y muy a menudo
encontramos todas las razones para excusarnos por no lograrlo. Como hemos visto
en capítulos previos, la emoción es un lenguaje en sí mismo, el propio lenguaje
al cual responde la Matriz Divina. Cuando sentimos que no podemos alcanzar
nuestros sueños más grandiosos, la Matriz simplemente nos regresa lo que le
hemos dado para trabajar: retrasos, retos y obstáculos.
Aunque podamos anhelar cosas más grandes, la
duda que proviene de nuestro interior es, a fin de cuentas, de nuestros
sentimientos de baja autoestima. Nos preguntamos: ¿soy lo suficientemente bueno
como para tener tanta alegría en mi vida? ¿Y por qué esperaríamos que fuera
distinto? En la tradición judeocristiana occidental, aquellos en quienes
confiamos y quienes respetamos nos han dicho que de alguna manera somos seres
“inferiores”.
No somos tan buenos como los ángeles en el
cielo ni como los santos de quienes aprendemos. La misma tradición ha convencido
a mucha gente de que sólo por el hecho de estar en este mundo, debemos
redimirnos de la vida misma por razones que según dicen están más allá de
nuestra comprensión.
En los más de dos mil años que lleva la
historia de Jesús, nos hemos comparado con la memoria editada, condensada y
predilecta de la vida de un hombre del cual jamás estaremos a su altura. Algunas
veces las comparaciones son serias advertencias, sugerencias de que podemos
estar condenados a una vida muy dura en el más allá si no vivimos de cierta
manera.
Algunas veces, son un poco más livianas, simples recordatorios de
nuestra incompetencia, con preguntas sarcásticas tales como: “¿Quién crees que
eres, Jesucristo?” o “¿Cómo vas a llegar hasta allá…caminando sobre el agua?”
¿Cuántas veces ha escuchado esto o algo similar, implicando que aunque
intentemos llevar una buena vida, jamás seremos tan buenos o merecedores como el
maestro del pasado? Aunque en raras ocasiones nos tomamos con seriedad dichos
comentarios, en un nivel muy profundo nos siguen recordando que de alguna manera
somos indignos de las alegrías más grandes de la vida.
Incluso si usted tiene alta autoestima, puede
ser que crea en estas sugerencias en algún grado. A fin de cuentas, en algún
nivel, es probable que todos lo hagamos. Como resultado, expresamos nuestras
creencias a través de las expectativas de cumplir nuestras metas, de cuanta
alegría nos permitimos y del éxito de nuestras relaciones. Nuestro miedo de no
ser lo suficientemente valiosos como para tener amor, aceptación, salud y
longevidad, promete que cada una de nuestras relaciones refleje el miedo de ser
poco valiosos. Y eso ocurre en formas que no sospecharíamos ni en un millón de
años.
Por ejemplo, ¿cuántas veces se ha conformado
con relaciones que no son lo que usted verdaderamente desea, pero las excusa
diciendo cosas como: “Por ahora esto es lo mejor” o “Este es un trampolín hacia
algo mejor”? ¿Se ha descubierto diciendo alguna vez: “Me encantaría compartir mi
vida con una pareja amorosa, compasiva, tierna y cariñosa, pero… ” o “Este no es
el trabajo en donde puedo realmente expresar mis talentos y habilidades, pero…”
seguido por todas las razones por las cuales no puede realizar sus sueños más
grandiosos en este momento?
Si estos o casos similares se han presentando
en su vida, hay grandes posibilidades de que sean máscaras hábilmente creadas
por usted para cuestionar su valía. A través de sus relaciones personales y de
negocios, se recuerda a sí mismo sus creencias fundamentales sobre usted mismo,
creencias que están pidiendo una gran sanación.
Extracto de La Matriz Divina.Gregg
Braden.
Extraído: Mundo De Angeles
Fuente: Trabajadores de la Luz
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