Por zientziakultura
Recreacion futurista de una estacion espacial
Las misiones que enumeramos son efectivamente posibles con la tecnología que disponemos hoy en día… la limitación es simplemente económica.
No obstante, pensar sale gratis… cálculos, diseños, papel, lápiz y mucha imaginación para solventar problemas que van surgiendo en esta misión son gastos asequibles y ya contamos con multitud de proyectos realizables en esta década.
Pensemos en el Curiosity. Pensemos en cómo hemos lanzado un cohete llevando a bordo un vehículo Rover de casi 1.000 kilogramos, en un viaje espacial de 9 meses y aproximadamente 80 millones de kilómetros, consiguiendo que aterrizara a salvo en un punto específico de la superficie de Marte y utilizando un sistema de paracaídas, grúas y retrocohetes desplegados milimétricamente a la altura exacta y en el momento adecuado.
La tecnología está ahí y lo confirman la mayoría de los ingenieros aeroespaciales. Desde hace muchos años contamos con interesantes proyectos que recogen el desarrollo acabado de una misión tripulada al planeta rojo que incluiría no solo el viaje de ida sino también el de vuelta… el pack completo.
Hace ya tres años hablé del proyecto creado por el ingeniero de la NASA, Robert Zubrin y sus planes de llevar un ser humano a Marte en esta misma década y que se basaba en la elaboración del combustible necesario para el retorno en el propio planeta para ahorrar y aligerar el peso de la misión.
Pero aparte de Zubrin existen numerosas variantes de la misma misión, algunas de ellas incluyen tecnologías de película que ya son realidad como los motores de plasma.
La duración de un viaje a Marte utilizando estos revolucionarios motores se reduciría a poco más de un mes lo que recortaría enormemente los costes y recursos necesarios. El desarrollo de estos VASIMR es una de las claves para el futuro de la exploración espacial y actualmente la NASA ya está en pruebas con uno de los prototipos de la compañía privada Ad Astra Rocket.
Como última idea, y si la misión de llevar un hombre a Marte resultara demasiado costosa para la corta visión de futuro de los responsables gubernamentales de presupuestos, la NASA también ha barajado la posibilidad de enviar drones de reconocimiento que sobrevolaran nuestro planeta vecino.
Al proyecto se le ha dado el sugerente nombre de ARES, emulando al Dios griego de la guerra identificado con Marte y que significa realmente Aerial Regional-scale Environmental Survey.
Aparte del ya mencionado Curiosity, en las últimas décadas hemos enviado multitud de pequeños (y no tan pequeños) Rovers que han recorrido la superficie de Marte; sin embargo el estudio de su atmósfera sigue suponiendo un desafío para el conocimiento, la ingeniería y la tecnología actual.
Joel S. Levine es el científico de la NASA que ha desarrollado el proyecto ARES y con él podrían llegar muchas respuestas a las incógnitas que aún tenemos sobre la atmósfera marciana, sobrevolar grandes áreas realizando mediciones con un detalle inalcanzable por los actuales satélites que orbitan Marte, o cubrir regiones a las que no podrán llegar nunca los Rovers en la superficie.
El proyecto se está valorando pero mucho me temo que será postergado para años venideros con mejores perspectivas económicas.
Se mueven a velocidades de vértigo por lo que el pensar que un ser humano pueda alcanzar la superficie de un asteroide puede sonar a película de Hollywood. Sin embargo, logística y económicamente es mucho más viable que un viaje a cualquier planeta.
Tanto es así que la Agencia espacial estadounidense anunció hace unos meses que está preparando una misión tripulada a un asteroide para principios de la próxima década. Wicho lo explicaba el año pasado en un artículo para RTVE.
La misión se llama Orión, involucraría a varias empresas privadas (para ayudar con el elevado coste del proyecto) y actualmente ya hay algunos astronautas preparándose para el viaje. Evidentemente, plantear el proyecto, ponerle nombre a una misión y enviar unos cuantos astronautas a entrenar a alguna de las instalaciones que la agencia posee, no parece ser ninguna garantía de que se vaya a llevar a cabo. Sobre todo teniendo en cuenta que en los últimos años la NASA ha sido demasiado alegre a la hora de anunciar noticias y proyectos de este tipo. Como se suele decir, del dicho al hecho hay mucho trecho…
Pero no solo de pisar rocas viven las ensoñaciones de las Agencias espaciales… Los asteroides dan mucho juego y existen todo tipo de alucinantes propuestas sobre ellos. Desde el Instituto Keck para el Estudio del Espacio (que en inglés lleva el sugerente nombre de “KISS”) se lanzó la idea de un proyecto espacial que atrajera a un asteroide colocándolo en órbita alrededor de la Luna.
Dependiendo del tamaño del asteroide, el coste de la misión variaría, pero si tomamos como ejemplo una roca de unos 8 metros el capturarla, desplazarla de su trayectoria y llevarla hasta nuestro satélite, el total (con iva incluido) ascendería a unos 3 millones de dólares… un importe bastante asequible teniendo en cuenta el gasto de otras partidas presupuestarias norteamericanas.
Cuando pensamos en este tipo de misiones suelen venir a nuestra memoria las películas americanas de ciencia ficción, pero los asteroides también han llamado la atención de otras agencias, como por ejemplo Roscosmos o la agencia espacial china.
Hace un par de años, Anatoly Perminov, director de la agencia rusa informaba a los medios sobre un plan para desviar la trayectoria del célebre Apophis. Esto son palabras mayores puesto que ya no hablamos de un pequeño pedrusco de 7 u 8 metros sino de un asteroide unos 320 metros de diámetro.
El reciente paso de Apophis este 13 de enero ha permitido calcular con más precisión su órbita y aunque se ha descartado casi por completo cualquier colisión en sus futuros pasos en 2029 y 2036, el proyecto ruso podría ser muy interesante de cara a preparar un plan global de prevención y defensa de la Tierra frente a este tipo de amenazas cósmicas.
Y por supuesto, no podemos olvidarnos de la llamada minería asteroidal. Estamos hablando de misiones que son realizables con la tecnología actual y aunque suene lejano, la posibilidad de capturar un asteroide y extraer sus recursos para fines comerciales o industriales es un escenario que ya se podría efectuar. Aún quedaría por determinar si el balance de coste-beneficio de esta minería sería rentable con nuestros recursos actuales, pero los planes, diseños y proyectos están ahí.
Como muestra, podemos citar Planetary Resources la primera compañía real que desde hace dos años se está planteando la extracción de minerales en rocas cercanas a la Tierra. Algunos de los ingenieros y especialistas en este tema auguran un futuro minero en tan sólo 7 años… Es, sin duda, un proyecto apetecible desde el punto de vista económico al que a buen seguro se unirán muchas multinacionales cuando comience su andadura.
Europa, la cinematográfica luna de Júpiter que Stanley Kubrik eligió como el origen de una nueva vida extraterrestre, es un destino realmente apetecible para numerosas agencias que han planteado las más variadas misiones.
Un submarino espacial a Europa.
El más pequeño de los satélites galileanos es un fascinante mundo acuático con grandes lagos, mares y océanos de agua salada que se encuentran cubiertos de una gruesa capa de hielo. Un candidato preferente en la búsqueda de vida dentro de nuestro propio sistema solar.
Ahora imaginad la misión: Lanzamos un cohete rumbo a Júpiter que está a una distancia (variable) de aproximadamente 600 millones de kilómetros. Hacemos aterrizar un módulo en la superficie helada de Europa. Desplegamos un taladro que atraviese la capa de hielo del satélite de Júpiter y soltamos un submarino robótico que explore el mar sumergido bajo la corteza.
En barco a Titán…
Si Mecano cantaba aquello de “Nunca has ido a Venus en un barco” la NASA podría cantar lo mismo pero en Titán, la mayor luna de Saturno. La misión suena fascinante: enviar una embarcación que explore por primera vez un mar extraterrestre.
El proyecto se llama Titan Mare Explorer y el objetivo sería el Mare Ligeia en Titán, un océano peculiar puesto que se compone de hidrocarburos como el metano o el etano a bajas temperaturas.
Como podéis comprobar la falta de presupuesto no implica falta de ideas y lo cierto es que hasta la misión más increíble solo necesita billetes…
Este post ha sido realizado por Javier Peláez (@irreductible) y es una colaboración de Naukas con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.
Recreacion futurista de una estacion espacial
Las misiones que enumeramos son efectivamente posibles con la tecnología que disponemos hoy en día… la limitación es simplemente económica.
- Cosas que hacer en Marte cuando tienes dinero
No obstante, pensar sale gratis… cálculos, diseños, papel, lápiz y mucha imaginación para solventar problemas que van surgiendo en esta misión son gastos asequibles y ya contamos con multitud de proyectos realizables en esta década.
Pensemos en el Curiosity. Pensemos en cómo hemos lanzado un cohete llevando a bordo un vehículo Rover de casi 1.000 kilogramos, en un viaje espacial de 9 meses y aproximadamente 80 millones de kilómetros, consiguiendo que aterrizara a salvo en un punto específico de la superficie de Marte y utilizando un sistema de paracaídas, grúas y retrocohetes desplegados milimétricamente a la altura exacta y en el momento adecuado.
La tecnología está ahí y lo confirman la mayoría de los ingenieros aeroespaciales. Desde hace muchos años contamos con interesantes proyectos que recogen el desarrollo acabado de una misión tripulada al planeta rojo que incluiría no solo el viaje de ida sino también el de vuelta… el pack completo.
Hace ya tres años hablé del proyecto creado por el ingeniero de la NASA, Robert Zubrin y sus planes de llevar un ser humano a Marte en esta misma década y que se basaba en la elaboración del combustible necesario para el retorno en el propio planeta para ahorrar y aligerar el peso de la misión.
Pero aparte de Zubrin existen numerosas variantes de la misma misión, algunas de ellas incluyen tecnologías de película que ya son realidad como los motores de plasma.
La duración de un viaje a Marte utilizando estos revolucionarios motores se reduciría a poco más de un mes lo que recortaría enormemente los costes y recursos necesarios. El desarrollo de estos VASIMR es una de las claves para el futuro de la exploración espacial y actualmente la NASA ya está en pruebas con uno de los prototipos de la compañía privada Ad Astra Rocket.
Como última idea, y si la misión de llevar un hombre a Marte resultara demasiado costosa para la corta visión de futuro de los responsables gubernamentales de presupuestos, la NASA también ha barajado la posibilidad de enviar drones de reconocimiento que sobrevolaran nuestro planeta vecino.
Al proyecto se le ha dado el sugerente nombre de ARES, emulando al Dios griego de la guerra identificado con Marte y que significa realmente Aerial Regional-scale Environmental Survey.
Aparte del ya mencionado Curiosity, en las últimas décadas hemos enviado multitud de pequeños (y no tan pequeños) Rovers que han recorrido la superficie de Marte; sin embargo el estudio de su atmósfera sigue suponiendo un desafío para el conocimiento, la ingeniería y la tecnología actual.
Joel S. Levine es el científico de la NASA que ha desarrollado el proyecto ARES y con él podrían llegar muchas respuestas a las incógnitas que aún tenemos sobre la atmósfera marciana, sobrevolar grandes áreas realizando mediciones con un detalle inalcanzable por los actuales satélites que orbitan Marte, o cubrir regiones a las que no podrán llegar nunca los Rovers en la superficie.
El proyecto se está valorando pero mucho me temo que será postergado para años venideros con mejores perspectivas económicas.
- Asteroides, misiones para Bruce Willis.
Se mueven a velocidades de vértigo por lo que el pensar que un ser humano pueda alcanzar la superficie de un asteroide puede sonar a película de Hollywood. Sin embargo, logística y económicamente es mucho más viable que un viaje a cualquier planeta.
Tanto es así que la Agencia espacial estadounidense anunció hace unos meses que está preparando una misión tripulada a un asteroide para principios de la próxima década. Wicho lo explicaba el año pasado en un artículo para RTVE.
La misión se llama Orión, involucraría a varias empresas privadas (para ayudar con el elevado coste del proyecto) y actualmente ya hay algunos astronautas preparándose para el viaje. Evidentemente, plantear el proyecto, ponerle nombre a una misión y enviar unos cuantos astronautas a entrenar a alguna de las instalaciones que la agencia posee, no parece ser ninguna garantía de que se vaya a llevar a cabo. Sobre todo teniendo en cuenta que en los últimos años la NASA ha sido demasiado alegre a la hora de anunciar noticias y proyectos de este tipo. Como se suele decir, del dicho al hecho hay mucho trecho…
Pero no solo de pisar rocas viven las ensoñaciones de las Agencias espaciales… Los asteroides dan mucho juego y existen todo tipo de alucinantes propuestas sobre ellos. Desde el Instituto Keck para el Estudio del Espacio (que en inglés lleva el sugerente nombre de “KISS”) se lanzó la idea de un proyecto espacial que atrajera a un asteroide colocándolo en órbita alrededor de la Luna.
Dependiendo del tamaño del asteroide, el coste de la misión variaría, pero si tomamos como ejemplo una roca de unos 8 metros el capturarla, desplazarla de su trayectoria y llevarla hasta nuestro satélite, el total (con iva incluido) ascendería a unos 3 millones de dólares… un importe bastante asequible teniendo en cuenta el gasto de otras partidas presupuestarias norteamericanas.
Cuando pensamos en este tipo de misiones suelen venir a nuestra memoria las películas americanas de ciencia ficción, pero los asteroides también han llamado la atención de otras agencias, como por ejemplo Roscosmos o la agencia espacial china.
Hace un par de años, Anatoly Perminov, director de la agencia rusa informaba a los medios sobre un plan para desviar la trayectoria del célebre Apophis. Esto son palabras mayores puesto que ya no hablamos de un pequeño pedrusco de 7 u 8 metros sino de un asteroide unos 320 metros de diámetro.
El reciente paso de Apophis este 13 de enero ha permitido calcular con más precisión su órbita y aunque se ha descartado casi por completo cualquier colisión en sus futuros pasos en 2029 y 2036, el proyecto ruso podría ser muy interesante de cara a preparar un plan global de prevención y defensa de la Tierra frente a este tipo de amenazas cósmicas.
Y por supuesto, no podemos olvidarnos de la llamada minería asteroidal. Estamos hablando de misiones que son realizables con la tecnología actual y aunque suene lejano, la posibilidad de capturar un asteroide y extraer sus recursos para fines comerciales o industriales es un escenario que ya se podría efectuar. Aún quedaría por determinar si el balance de coste-beneficio de esta minería sería rentable con nuestros recursos actuales, pero los planes, diseños y proyectos están ahí.
Como muestra, podemos citar Planetary Resources la primera compañía real que desde hace dos años se está planteando la extracción de minerales en rocas cercanas a la Tierra. Algunos de los ingenieros y especialistas en este tema auguran un futuro minero en tan sólo 7 años… Es, sin duda, un proyecto apetecible desde el punto de vista económico al que a buen seguro se unirán muchas multinacionales cuando comience su andadura.
- Hacia el infinito y más allá. Lo increíble solo necesita billetes
Europa, la cinematográfica luna de Júpiter que Stanley Kubrik eligió como el origen de una nueva vida extraterrestre, es un destino realmente apetecible para numerosas agencias que han planteado las más variadas misiones.
Un submarino espacial a Europa.
El más pequeño de los satélites galileanos es un fascinante mundo acuático con grandes lagos, mares y océanos de agua salada que se encuentran cubiertos de una gruesa capa de hielo. Un candidato preferente en la búsqueda de vida dentro de nuestro propio sistema solar.
Ahora imaginad la misión: Lanzamos un cohete rumbo a Júpiter que está a una distancia (variable) de aproximadamente 600 millones de kilómetros. Hacemos aterrizar un módulo en la superficie helada de Europa. Desplegamos un taladro que atraviese la capa de hielo del satélite de Júpiter y soltamos un submarino robótico que explore el mar sumergido bajo la corteza.
En barco a Titán…
Si Mecano cantaba aquello de “Nunca has ido a Venus en un barco” la NASA podría cantar lo mismo pero en Titán, la mayor luna de Saturno. La misión suena fascinante: enviar una embarcación que explore por primera vez un mar extraterrestre.
El proyecto se llama Titan Mare Explorer y el objetivo sería el Mare Ligeia en Titán, un océano peculiar puesto que se compone de hidrocarburos como el metano o el etano a bajas temperaturas.
Como podéis comprobar la falta de presupuesto no implica falta de ideas y lo cierto es que hasta la misión más increíble solo necesita billetes…
Este post ha sido realizado por Javier Peláez (@irreductible) y es una colaboración de Naukas con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.
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