lunes, 12 de enero de 2015

Curiosity halla rastros de vida fosilizada en Marte

A medida que escrutamos meticulosamente las imágenes en alta resolución que son enviadas a la Tierra por el rover Curiosity en Marte, vemos extrañas formaciones, configuraciones que parecen artificiales, y rocas de todo tipo. A veces el paisaje marciano juega con nuestra imaginación, y en otras ocasiones las características observadas coinciden sospechosamente con procesos naturales que vimos y vemos en nuestro propio planeta. Ahora, en un artículo publicado en la revista Astrobiology, una geobióloga ha encontrado en fotos de rocas sedimentarias pruebas de estructuras creadas por vida microbiana.


Roca en el lecho del Lago Gillespie donde se muestran señales de estructuras sedimentarias microbianas. Crédito: NASA.
La imagen en cuestión fue tomada por Curiosity en el Lago Gillespie, en un área situada en la Bahía de Yellowknife, Cráter Gale —a donde el rover arribó el 17 de diciembre de 2012.
Las rocas fotografiadas son de arenisca sedimentaria, y se formó cuando Marte poseía agua en su superficie. Las capas de roca sedimentaria y las conglomeraciones que existen en ellas, llevaron a los científicos a concluir que Curiosity estaba explorando el ancestral lecho de un lago.
Luego de estudiar por 20 años a las estructuras sedimentarias inducidas por microbios en la Tierra, Nora Noffke, de la Universidad de Old Dominion en Virginia, decidió echar un vistazo a las observaciones del rover de la NASA en el Lago Gillespie. Para su sorpresa, halló impactantes similitudes entre estas estructuras morfológicas marcianas y sus análogas en la Tierra.
Boceto superpuesto en la imagen anterior que ayuda a identificar las estructuras sobre la superficie de la roca. Crédito: Noffke (2015).
El Lago Gillespie, que ha sido datado en alrededor de 3.700 millones de años, parece poseer sus propias estructuras que pueden ser atribuidas a antiguos microbios marcianos.
En su estudio, Noffke enfatiza que lo suyo es solo una hipótesis y que debe tomarse como tal, pero al mismo tiempo piensa que cumple con el objetivo de explicar convincentemente el proceso de formación responsable por las formas en la superficie de las rocas sedimentarias de Marte.
«Todo lo que puedo decir, es que aquí está mi hipótesis y esta es toda la evidencia que tengo; aunque pienso que esa evidencia es más que suficiente», dijo Noffke.
Estructuras protuberantes en Marte comparadas con formaciones similares producto de la erosión de alfombras microbianas en Carbla Point, Australia Occidental.
Lo expuesto por Noffke impresionó a Chris McKay, científico planetario del Centro de Investigación Ames y editor de Astrobiology: «He visto muchos artículos en donde se compara algo de Marte con algo de la Tierra y debido a que se parecen, se infiere que el mismo mecanismo es responsable por ese algo».
«Ese es un argumento fácil, y típicamente no muy convincente. Sin embargo, lo presentado por Noffke es el análisis más minuscioso que he visto, y por eso considero que es el primero de su tipo publicado en Astrobiology», señaló McKay.
En la Tierra, las arcaicas alfombras microbianas —básicamente sábanas de microbios que surgieron en ambientes acuosos— se hallan fosilizadas en superficies de rocas que antaño estuvieron sumergidas bajo las aguas. Noffke estudió estos fósiles en diferentes lugares de la Tierra, y luego las comparó con rocas fotografiadas en la superficie del Lago Gillespie en Marte.Las semejanzas fueron demasiado evidentes.
Potencial erosión microbiana en Marte (arriba); remanentes de alfombra microbiana en Portsmouth Island, EE.UU. (medio) y Mellum Island, Alemania (abajo).
«A esta altura, todo lo que pretendo es señalar y exponer estas semejanzas», declaró la autora del estudio. «Obviamente se necesita más evidencia para verificar esta hipótesis».
Para encontrar la evidencia definitiva que convenza a los ortodoxos más exigentes, Curiosity podría taladrar estas rocas que muestran señales de alfombras microbianas fosilizadas y analizar el polvo en su laboratorio químico a bordo (SAM). Lo malo es que las posibilidades que los rastros de vida biológica aún estén allí serían muy escasas. La otra alternativa, más efectiva pero lejos del alcance del rover en Marte, sería cortar pequeños trozos de esta clase de rocas para posteriormente analizarlas en búsqueda de «texturas microbianas específicas».

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