miércoles, 21 de enero de 2015

LAS MICROONDAS SE TRANSMITEN EFECTIVAMENTE EN EL AGUA, ¿PERO CÓMO SE COMPORTAN EN TU COMIDA?

Una buena razón para dejar de usar tu horno de microondas (y ya no bombardear comida)

microwave
Cocinar en horno de microondas no sólo muestra un pobre interés por tus hábitos alimenticios, sino que afecta definitivamente el sabor y la consistencia de tu comida. ¿Te has preguntado por qué las cosas que calientas en el microondas se reblandecen y saben como si alguien las hubiera digerido previamente?
Los hornos de microondas no cocinan durante el suficiente tiempo o la suficiente temperatura para que la comida pase por un proceso químico llamado reacciones de Maillard. Se trata de interacciones complejas entre moléculas de azúcar y aminoácidos. 
Helen Yeo y Takashi Shibamoto demostraron que, aunque cierta cantidad de agua es necesaria para absorber la radiación de microondas y calentar la comida, demasiada agua interfiere con las reacciones de Maillard, derivando en uno de dos resultados: 
1) la comida se calienta demasiado en algunos puntos y queda fría en otros por exceso de agua; 
2) la comida se seca y deshidrata por falta de agua.
Cuando cocinas en un horno tradicional (de gas, de leña, etc.) el agua se calienta a la misma velocidad que el resto de los ingredientes; pero en un horno de microondas, se calienta mucho más rápido y se evapora, por lo que la comida tiende a secarse (y a saber a calcetines sucios).
Además, los hornos tradicionales retienen el sabor de la comida: el calor rodea la comida y vuelve al centro, razón por la cual las orillas de las cosas que horneas quedan crujientes y deliciosas (piensa en pizzas, panes o pasteles). Los hornos de microondas no pueden repetir ese proceso.
Al menos, queda claro que los microondas sirven para una cosa: calentar agua.

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