Principios fundamentales de la Terapia de Regresión:
El alma es eterna por naturaleza.
Nuestro cuerpo actual es tan sólo uno, de una serie de cuerpos que hemos habitado.
Cada experiencia queda registrada y no puede ser borrada.
Estamos en un viaje hacia el conocimiento y cada vida pasada es una estación en nuestro aprendizaje.
Si hemos de hacer historia, el primer experimento de regresión hipnótica tiene lugar en 1890. Utilizando los conceptos del “magnetismo animal” de Mesmer (padre de la hipnosis), el Coronel Albert De rochas utiliza el hipnotismo logrando llevar a varias personas a “vidas pasadas”.
Los individuos consciente o inconscientemente programan sus vidas. La conducta en cada una de ellas determina en cierta manera la experiencia de la siguiente. Forjamos nuestro propio destino y elaboramos nuestro propio desarrollo. Cada persona elige una lección para ser aprendida en cada vida. Determina padres, relaciones y circunstancias que lo ayudarán a concretar esa meta que lo llevará a alcanzar un mayor crecimiento espiritual.
En lo profundo de nuestra mente existe un nivel de sabiduría superior, capaz de liberar y expandir nuestro estado de conciencia de todos los días. Cuando la mente se pone en contacto con ese conocimiento, memorias guardadas por cientos de años son liberadas, pudiendo ser evocadas con mayor facilidad.
El rol del terapeuta en Regresiones a Vidas Pasadas es llevar al paciente a contactarse con ese nivel de sabiduría superior. Lo conduce a evocar memorias pasadas y patrones olvidados, confrontándolos con sus experiencias actuales.
Cuando el individuo reconoce la importancia de su papel como factor determinante de su experiencia o su destino y logra asumir su responsabilidad en ese rol, entonces la imagen de sí mismo se ve primero conmocionada y luego realzada. Todas sus relaciones mejoran, los trastornos psicosomáticos se atenúan, y existe un bienestar individual y una apertura distinta hacia la vida misma.
El alma es eterna por naturaleza.
Nuestro cuerpo actual es tan sólo uno, de una serie de cuerpos que hemos habitado.
Cada experiencia queda registrada y no puede ser borrada.
Estamos en un viaje hacia el conocimiento y cada vida pasada es una estación en nuestro aprendizaje.
Si hemos de hacer historia, el primer experimento de regresión hipnótica tiene lugar en 1890. Utilizando los conceptos del “magnetismo animal” de Mesmer (padre de la hipnosis), el Coronel Albert De rochas utiliza el hipnotismo logrando llevar a varias personas a “vidas pasadas”.
Los individuos consciente o inconscientemente programan sus vidas. La conducta en cada una de ellas determina en cierta manera la experiencia de la siguiente. Forjamos nuestro propio destino y elaboramos nuestro propio desarrollo. Cada persona elige una lección para ser aprendida en cada vida. Determina padres, relaciones y circunstancias que lo ayudarán a concretar esa meta que lo llevará a alcanzar un mayor crecimiento espiritual.
En lo profundo de nuestra mente existe un nivel de sabiduría superior, capaz de liberar y expandir nuestro estado de conciencia de todos los días. Cuando la mente se pone en contacto con ese conocimiento, memorias guardadas por cientos de años son liberadas, pudiendo ser evocadas con mayor facilidad.
El rol del terapeuta en Regresiones a Vidas Pasadas es llevar al paciente a contactarse con ese nivel de sabiduría superior. Lo conduce a evocar memorias pasadas y patrones olvidados, confrontándolos con sus experiencias actuales.
Cuando el individuo reconoce la importancia de su papel como factor determinante de su experiencia o su destino y logra asumir su responsabilidad en ese rol, entonces la imagen de sí mismo se ve primero conmocionada y luego realzada. Todas sus relaciones mejoran, los trastornos psicosomáticos se atenúan, y existe un bienestar individual y una apertura distinta hacia la vida misma.
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