A su preocupación personal, se le suma las otras !
La podredumbre salta por todos lados -23/02/2013
Los medios de comunicación y la ciudadanía italiana está que no sale del asombro tras las revelaciones que ayer destapó el periódico La Reppublica sobre una presunta red de tráfico homosexual que salpican de lleno al Vaticano.
Al parecer los importantes documentos que le robaron al Papa de la caja fuerte, bautizados como los “Vatileaks”, el informe que el pontífice mandó redactar al español Julian Herranz, de 83 años y que, al parecer, contienen información más que sensible ya que no sólo revela luchas de poder y malversaciones económicas sino una trama de relaciones homosexuales orquestada por altos miembros de la curia romana.
Por primera vez en el apartamento de Ratzinger se leyó la palabra “homosexual” y también chantaje, más concretamente en latín: “Impropriam influentiam”.
Según contempla el informe, de dos volúmenes de casi 300 páginas. Dos carpetas encuadernadas en rojo que pasarán directamente al nuevo Papa y que apuntan desde ‘La Repubblica’ que podría haber sido el motivo de la verdadera dimisión de Benedicto XVI para posibilitar que un Papa más joven y enérgico llegue al Vaticano y se encargue de hacer limpieza a fondo. En el Vatileaks e retrataría un mapa de grupos de poder en el Vaticano, aglutinados por órdenes religiosas o procedencia geográfica, entre los que destaca un ‘lobby’ gay, algunos de cuyos prelados han sido víctimas de chantajes por parte de sus amantes, laicos a los que están ligados por vínculos de «naturaleza mundana».
“Todo gira en torno a la observación del sexto y séptimo mandamiento: No cometerás actos impuros y no robarás”, se asegura desde el diario. En 2010 salió a la luz un escándalo sobre la existencia de seminaristas que se prostituían y un miembro del coro vaticano que ejercía como proxeneta. Se llamaba Angelo Balducci, entonces presidente del Consejo Nacional italiano de Obras públicas.
Los jueces le pincharon el teléfono porque estaba siendo investigado por corrupción. Y descubrieron así que hablaba con frecuencia con un miembro del coro de la Reverenda Capilla Musical de la Sacrosanta Basílica Papal de San Pedro en el Vaticano (un nigeriano llamado Chinedu Thiomas Eheim) que le ofrecía servicios sexuales con jovencitos, seminaristas incluidos, en una villa a las afueras de Roma, en una sauna, en un centro estético, en el propio Vaticano y en una residencia universitaria que se convirtió en la residencia en Roma del obispo de Verona. Se detallan además los encuentros en un club llamado Priscilla.
Ya una carta robada de las cámaras secretas en 2012 habló de estas relaciones ocultas aunque omitiendo los nombres: como monseñor Tommaso Stenico, suspendido después de una entrevista televisiva en la que habló de los encuentros sexuales tuvieron lugar en el Vaticano.
De confirmarse todas estas informaciones, ¿cómo es posible que la iglesia monte una cruzada antigay y tenga en su seno una organizada red de prostitución masculina?¿Con qué argumentos morales y éticos pueden juzgar y condenar a nadie?. Los documentos del Vatileaks tendrían que salir a la luz pública para que el mundo conozca la realidad. El tufo a podrido en el Vaticano ya no se puede tapar por más tiempo. La iglesia católica requiere una profunda renovación. Los dinosaurios que la dirigen deberían dimitir para dar paso a cardenales más jóvenes, comprometidos con el mensaje y no con el dinero y las luchas por el poder.
De la quema no se libra nadie, ni Benedicto XVI que ahora está quedando ante la opinión pública como una víctima de las pugnas por el codiciado poder. Antes de marcharse el cardenal Ratzinger ha querido dejar al frente del Instituto de las Obras de Religión (IOR), el polémico banco del Vaticano, que ha marcado uno de los escándalos del último año de Benedicto XVI, a un amigo suyo, el abogado y ejecutivo alemán Ernst von Freyberg, de 54 años. Director general de Frankfurt Advisory Partners y católico devoto: pertenece a los Caballeros de Malta -es su tesorero en Alemania- y dirige la asociación de su país de peregrinajes a Lourdes. También es presidente de los astilleros Blohm Voss Group de Hamburgo, que construyen naves militares.
Pero ojo, eso no importa porque como apuntan desde el Vaticano, “la compañía Blohm Voss Group ya no hace naves, sólo las proyecta” y además, von Freyberg organiza viajes a Lourdes.
Y, al parecer, eso lo exculpa.
Los medios de comunicación y la ciudadanía italiana está que no sale del asombro tras las revelaciones que ayer destapó el periódico La Reppublica sobre una presunta red de tráfico homosexual que salpican de lleno al Vaticano.
Al parecer los importantes documentos que le robaron al Papa de la caja fuerte, bautizados como los “Vatileaks”, el informe que el pontífice mandó redactar al español Julian Herranz, de 83 años y que, al parecer, contienen información más que sensible ya que no sólo revela luchas de poder y malversaciones económicas sino una trama de relaciones homosexuales orquestada por altos miembros de la curia romana.
Por primera vez en el apartamento de Ratzinger se leyó la palabra “homosexual” y también chantaje, más concretamente en latín: “Impropriam influentiam”.
Según contempla el informe, de dos volúmenes de casi 300 páginas. Dos carpetas encuadernadas en rojo que pasarán directamente al nuevo Papa y que apuntan desde ‘La Repubblica’ que podría haber sido el motivo de la verdadera dimisión de Benedicto XVI para posibilitar que un Papa más joven y enérgico llegue al Vaticano y se encargue de hacer limpieza a fondo. En el Vatileaks e retrataría un mapa de grupos de poder en el Vaticano, aglutinados por órdenes religiosas o procedencia geográfica, entre los que destaca un ‘lobby’ gay, algunos de cuyos prelados han sido víctimas de chantajes por parte de sus amantes, laicos a los que están ligados por vínculos de «naturaleza mundana».
“Todo gira en torno a la observación del sexto y séptimo mandamiento: No cometerás actos impuros y no robarás”, se asegura desde el diario. En 2010 salió a la luz un escándalo sobre la existencia de seminaristas que se prostituían y un miembro del coro vaticano que ejercía como proxeneta. Se llamaba Angelo Balducci, entonces presidente del Consejo Nacional italiano de Obras públicas.
Los jueces le pincharon el teléfono porque estaba siendo investigado por corrupción. Y descubrieron así que hablaba con frecuencia con un miembro del coro de la Reverenda Capilla Musical de la Sacrosanta Basílica Papal de San Pedro en el Vaticano (un nigeriano llamado Chinedu Thiomas Eheim) que le ofrecía servicios sexuales con jovencitos, seminaristas incluidos, en una villa a las afueras de Roma, en una sauna, en un centro estético, en el propio Vaticano y en una residencia universitaria que se convirtió en la residencia en Roma del obispo de Verona. Se detallan además los encuentros en un club llamado Priscilla.
Ya una carta robada de las cámaras secretas en 2012 habló de estas relaciones ocultas aunque omitiendo los nombres: como monseñor Tommaso Stenico, suspendido después de una entrevista televisiva en la que habló de los encuentros sexuales tuvieron lugar en el Vaticano.
De confirmarse todas estas informaciones, ¿cómo es posible que la iglesia monte una cruzada antigay y tenga en su seno una organizada red de prostitución masculina?¿Con qué argumentos morales y éticos pueden juzgar y condenar a nadie?. Los documentos del Vatileaks tendrían que salir a la luz pública para que el mundo conozca la realidad. El tufo a podrido en el Vaticano ya no se puede tapar por más tiempo. La iglesia católica requiere una profunda renovación. Los dinosaurios que la dirigen deberían dimitir para dar paso a cardenales más jóvenes, comprometidos con el mensaje y no con el dinero y las luchas por el poder.
De la quema no se libra nadie, ni Benedicto XVI que ahora está quedando ante la opinión pública como una víctima de las pugnas por el codiciado poder. Antes de marcharse el cardenal Ratzinger ha querido dejar al frente del Instituto de las Obras de Religión (IOR), el polémico banco del Vaticano, que ha marcado uno de los escándalos del último año de Benedicto XVI, a un amigo suyo, el abogado y ejecutivo alemán Ernst von Freyberg, de 54 años. Director general de Frankfurt Advisory Partners y católico devoto: pertenece a los Caballeros de Malta -es su tesorero en Alemania- y dirige la asociación de su país de peregrinajes a Lourdes. También es presidente de los astilleros Blohm Voss Group de Hamburgo, que construyen naves militares.
Pero ojo, eso no importa porque como apuntan desde el Vaticano, “la compañía Blohm Voss Group ya no hace naves, sólo las proyecta” y además, von Freyberg organiza viajes a Lourdes.
Y, al parecer, eso lo exculpa.
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