Por Carey Wedler / The Anti Media
Traducido por Pat para Periodismo Alternativo
El año pasado, Michelle Obama expuso la necesidad de que las compañías alimentarias revelaran la cantidad de “azúcar añadido” que contienen sus produtos. Desde entonces, las corporaciones han reforzado sus presiones como lobby. Sus argumentos contra el etiquetado sobre el número de cucharaditas de azúcar añadido en sus productos oscilan desde las predecibles reducciones en sus márgenes de beneficio hasta una falsa preocupación sobre el hecho de que los norteamericanos se confundirían.
De hecho, llegan a afirmar que los estadounidenses podrían volverse más obesos.
Estas respuestas apasionadas de la industria alimentaria muestran con qué fuerza los corporativistas van a querer mantener el statu quo.
La industria de los arándanos contrató al Gobernador de Wisconsin, Scott Walker, y al antiguo Gobernador por Massachusetts, Deval Patrick, para que se opusieran al requerimiento partiendo de la base que éste podía afectar negativamente a los beneficios:
“…obligar a etiquetar la cantidad de azúcar añadida en los productos derivados de los arándanos sería injusto porque, al contrario de otras frutas, los arándanos son tan agrios que son incomibles sin él”.
(Quizás los promotores de los arándanos se deberían haber dedicado a una industria diferente en vez de lamentarse de que su producto sabe mal). Perhaps the cranberry peddlers should have entered a different La marca Campbell’s soup declaró que indicar el azúcar añadido podría no sólo confundir a los estadounidenses, sinó también engordarlos, porque “… ese tipo de información podría confundir a los consumidores al poner el foco de su atención lejos del valor de calorías”.
Es más, el Instituto Lácteo de California (en inglés, Dairy Institute of California) alegó que el requerimento presentado les forzaría a revelar secretos industriales. Sorprendentemente, el grupo sí puso de relevancia algo importante. Dijo:
“Los consumidores ya tienen la información necesaria para hacer una elección dietética sana”.
Es verdad. Si los consumidores se fijaran en los ingredientes de los productos que compran (y si, por un caso, realizaran una simple búsqueda en Google sobre ellos), sabrían que el jarabe de fructosa de maíz, el aspartamo y los nitritos de sodio, por ejemplo, son tóxicos. Está claro que la salud no es una prioridad para los norteamericanos, y en realidad, etiquetar con el número de cucharaditas de azúcar añadido no parece que vaya a cambiar nada de eso.
A pesar de ello, la fuerte oposición presentada contra la publicación de los “azúcares añadidos” destaca la intensidad del problema: cuando el Grupo de Trabajo sobre el Medioambiente (en inglés, Working Environmental Group) analizó 80.000 productos, encontró que el 58% contenía azúcar añadido extra. El azúcar se añade a todo, desde carnes en conserva hasta pan, leche, aliños… conconsecuencias preocupantes: el azúcar causa diabetes, problemas cardíacos, obesidad, hipertensión, y además, está relacionado con el acné, la depresión, la esquizofrenia, y con fallos de memoria. Entre las organizaciones que se oponen al etiquetado de los excesos que causan estos alimentos se incluyen Roman Meal Co. (que fabrica pan integral) y la American Nutrition Society, un grupo apoyado por compañías como Coca Cola y Dannon.
La corrupción y la acción de los lobbys en la industria alimentaria puede que sean el ejemplo más contundente del conflicto de intereses presente en todos los niveles del sistema. Mientras que la FDA (por sus siglas en inglés, Food and Drug Administration) puede que esté actuando como un héroe en este caso, pero por otro, aprueba un gran abanico de los productos químicos más sucios que existen y de otros ingredientes presentes en el abastecimiento alimentario.
Se obligue o no a las compañías a etiquetar con la cantidad de “azúcar añadido”, lo que está claro es que la industria alimentaria es venenosa y que se muestra indiferente ante las enfermedades que provoca, pero también que los estadounidenses deben ser más activos e informarse mejor sobre el consumo de tales productos.
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