martes, 21 de junio de 2011

EL JUEGO DE LA VIDA



Eclesiastés nos da esta regla: “Ni aun en tu pensamiento digas mal del rey, ni en lo secreto de tu cámara digas mal del rico; porque las aves del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra.” Y Marcos nos da otra, como: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.” Si tú debes creer que has recibido tu deseo a fin de alcanzarlo, entonces debes iniciar tu juego creyendo que está terminado. Debes sentirse a ti mismo participando de tu meta. Y debes persistir en ese sentimiento a fin de lograrlo.

Ahora, otra regla biblica,  se dice de esta manera: “Echa tu pan sobre las aguas y después de muchos días lo hallarás.” En otras palabras, no te preocupes de cómo va a suceder - simplemente hazlo. Esta declaración no tiene nada que ver con hacer el bien tal como el mundo define la palabra. Jesús era un carpintero. La palabra significa “aquel que produce desde la semilla” - como una flor, un árbol, la tierra.  La profecía del Antiguo Testamento es la semilla que un carpintero llamado Jesús hace nacer. Él no viene a abolir la ley y los profetas, sino a cumplirlos.

La palabra “pan” en la frase: “Echa tu pan sobre las aguas”, significa devorar; consumir. El agua es un eufemismo por semen, el agua viva que lleva el esperma del hombre. El acto creativo es psicológico, no físico, aunque las intenciones sean las mismas. ¡Debes echar tu pan sobre las aguas con pasión! Debes estar consumido por el deseo y, literalmente, en llamas de amor por su posesión, ya que un intenso acto imaginario siempre atraerá hacia sí mismo su propia afinidad.

Winston Churchill, abandonó este mundo como un hombre muy exitoso, sin embargo durante su vida tuvo muchos fracasos. Entonces un día hizo este descubrimiento que cambió su vida. Estas son sus palabras: “El estado de ánimo decide la suerte de las personas, en lugar de ser la suerte la que decide el estado de ánimo.”

Permíteme decirlo de este modo: El juego de la vida es ganado por aquellos que comparan sus pensamientos y sentimientos internos con lo que aparece en el exterior. Y el juego es perdido por aquellos que no reconocen esta ley. Al ser consumidos por la ira, no ven ningún cambio en su mundo. Pero si cambiaran su estado de ánimo, sus circunstancias cambiarían. Entonces reconocerían la ley detrás de su mundo.

Toma conciencia de lo que estás pensando, y reconocerás una ley entre tu estado de ánimo y las circunstancias que te rodean. Entonces predecirás con certeza, ya que sabes que ciertos eventos - estando en armonía con tu estado de ánimo - deben aparecer. Todo - ya sea un ser vivo o un objeto inanimado, como un libro - debe aparecer para dar testimonio de tu estado de ánimo.

Ahora, a fin de jugar bien el juego de la vida, debes saber lo que deseas reemplazar de lo que tienes. Cuando sabes lo que es, debes experimentar [o asumir] la sensación de que lo tienes. Aunque tu razón y tus sentidos negarán su existencia, la persistencia hará que tu sensación se manifieste en los hechos y se materialice a sí misma en tu pantalla del espacio. Juega el juego de esta manera. Puedes creer que no funciona, pero es porque no lo has probado. Puedes creer que la idea es estúpida, pero yo te lo digo: el estado de ánimo decide tu suerte. Créeme, porque he probado este principio una y otra vez en mi vida.


La ley tiene su lado positivo tanto como su lado negativo. Yo no estoy aquí para juzgar cómo utilizas la ley, sino para dejarte practicarla como prefieras. Si tienes el hábito de pensar negativamente, no vas a sostener el pensamiento de que eres todo lo que quieres ser. Puedes sostenerlo durante unos pocos segundos y si no se manifiesta instantáneamente puedes negarlo. Pero para jugar el juego de la vida debes saber las reglas y aplicarlas. Y recuerda: como en todo juego, hay reglas cuya violación provoca el fracaso. No puedes engañarte a ti mismo, porque Dios no puede ser burlado; como siembras, así cosecharás.

En el mundo puedes salir impune de una violación que el árbitro no vio, pero no puedes escaparte del observador en ti, ya que él y tú sois uno. Si sabes lo que hiciste, entonces él sabe, ya que tu conciencia y el padre de tu mundo son uno. No puedes engañarte a ti mismo. No puedes burlarte de ti mismo. Dios va a registrar cada una de tus violaciones y va a moldear tu mundo en armonía con tus sentimientos.

Pero mientras estamos aquí, aprendamos las reglas del juego de la vida y juguémoslo. La vida en sí misma está causada por el ensamble de estados mentales, que al producirse crean aquello que el ensamble implica. Mi amigo escuchó mentalmente las palabras que oiría si su deseo para su amigo se cumpliera. Su ensamble, produciéndose dentro de él, creó el evento que se hizo real en el juego de la vida.

Pero mientras estamos aquí, aprendamos las reglas del juego de la vida y juguémoslo. La vida en sí misma está causada por el ensamble de estados mentales, que al producirse crean aquello que el ensamble implica. Mi amigo escuchó mentalmente las palabras que oiría si su deseo para su amigo se cumpliera. Su ensamble, produciéndose dentro de él, creó el evento que se hizo real en el juego de la vida.

Espero que realmente entiendas las reglas del juego de la vida, y - porque hay una regla positiva así como una negativa - te exhorto a no maldecir a nadie. Eclesiastés usó las palabras “rey” y “ricos” porque ellos son a menudo los más envidiados. Una persona no necesita ser millonaria, sin embargo, para ser envidiada. Podría simplemente ser un poquito mejor que otro. Alguien podría vivir en un barrio mejor, pagar una renta mayor, tal vez incluso ir a un restaurante mejor, o comprar mejor ropa, para ser envidiado. Por ello se nos advierte no maldecir al rey o al rico en nuestros pensamientos, ya que no pueden ocultarse, porque todos los pensamientos son una unidad, y por una ley divina se mezclan recíprocamente entre uno y otro ser.

Sí, la vida es un juego. Pablo lo llama una carrera, diciendo: “He finalizado la carrera, he peleado la buena batalla y he guardado la fe.” Yo lo llamo un juego. Ambos son competitivos, pero la oposición es con uno mismo y no con otro, porque no hay otros. No trates de vengarte de otro. Concédele el derecho de utilizar la misma ley para lograr su objetivo, aún cuando pueda ser similar al tuyo. El conocimiento que compartes nunca te robará. Simplemente determina tu objetivo. Siente que lo has logrado y echa tu pan sobre las aguas. Luego suéltalo y deja que el juego de la vida se cumpla en tu mundo.

Ahora entremos en el silencio. 
"Cree en tí... eres divino y lo has olvidado"



Traducido por Penchi Quirch de Troia
La lectura original en inglés es THE GAME OF LIFE (Neville 3-7-1969)y fue tomada del sitio
http://www.freeneville.com/

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