Un
sofisticado sistema de almacenamiento y
canalización de agua abastecía a Tikal, la
capital
de un estado que se convirtió en uno de los reinos más poderosos de los
antiguos mayas.
Infografia. El
yacimiento de Tikal revela el mayor
complejo hidraulico Maya.
Imagen: Represa del Tikal.jpg
Un
equipo de
arqueólogos ha descubierto en la selva de
Guatemala la mayor presa construida por los antiguos mayas. Su muro tenía
10 metros
de alto y 80 de largo y era parte de un
sofisticado sistema de almacenamiento y
canalización de agua que
abastecía a la ciudad de
Tikal, uno de los mayores reinos de
aquella cultura.
Antigua
ciudad de
Tikal, en Guatemala
Una obra de mil años↓
En su conjunto este
sistema hidráulico es el más complejo del mundo
maya. “Este sistema muestra que las culturas del nuevo mundo eran más
sofisticadas de lo que se pensaba”, explica a
MATERIA Vernon Scarborough, antropólogo de la
Universidad de Cincinnati (EEUU) y coautor
del
estudio en Tikal, que publica hoy la revista PNAS.
En
su esplendor, unas 80.000 personas vivieron en torno a Tikal en un área de 160
kilómetros cuadrados. Su corazón era un conjunto monumental de
siete templos de hasta 60 metros de
altura y zonas palaciegas que se extendían varias hectáreas.
Tikal
fue habitada desde el
siglo V antes de Cristo hasta el
año 850, cuando la urbe fue abandonada repentinamente. Uno de los
grandes misterios que han rodeado
este lugar es cómo los mayas pudieron crear una ciudad tan grande en un
lugar como Tikal, en medio de la selva
y sin apenas agua. Los nuevos descubrimientos del
equipo de Scarborough aclaran ahora esa
pregunta.
Reservas de agua
Las
excavaciones del equipo en los bosques que
hoy rodean las ruinas, uno de los
conjuntos arqueológicos más importantes de América, han
destapado dos grandes reservas de
agua, una cerca de uno de los
templos y la otra junto a la acrópolis central donde se levantaban varios palacios.
Estas reservas estaban cubiertas por jardines y forradas con
yeso.
En ellas se
acumulaba el
agua de un arroyo cercano así como la
lluvia caída durante la estación húmeda. Los ingenieros mayas aprovecharon la
inclinación del terreno para conectar las
reservas
de agua, que también incluían filtros de arena para
purificar el líquido y hacerlo
potable.
El dique
del
palacio, de 80 metros de
largo, 60 de espesor y 10 de
alto, retenía el contenido de la
reserva del palacio. En su muro, los expertos
creen que había compuertas para permitir regular el nivel del
agua.
“Si el
dique era tal y como pensamos, estaba muy bien construido”, explica
Scarborough. “Las compuertas de este tipo en estas épocas
sólo se conocían en yacimientos de Yemen”, añade.
Unas
80.000 personas vivieron en torno a Tikal, en un área de 160
kilómetros cuadrados
Los
mayas habitaron Tikal durante unos 1.500 años. “Los restos más antiguos que
encontramos datan de los años 400 y 500
a.C.”, explica David Lentz, colega de
Scarborough en la Universidad de Cincinnati y coautor
del
trabajo. Tras dominar Centroamérica durante siglos, la
ciudad-estado de Tikal fue abandonada de
forma brusca en el 850 de
nuestra era, coincidiendo con el declive
general
de la cultura maya en el continente.
“Esta
zona soporta cuatro o cinco meses de sequía al año”, detalla
Lentz. Un clima así no habría permitido la subsistencia de una
ciudad tan grande si no hubiera sido
por
el ingenio de sus arquitectos, que supieron
aprovechar al máximo el agua de
lluvia. Para ello, el centro de la
ciudad estaba pavimentado de placas de yeso
y con cierta inclinación para que todo el agua se condujese en
los
depósitos. La gran plaza de Tikal, cubierta de
losas, tenía dos hectáreas, es decir, unos dos campos de
fútbol.
Lo
más sorprendente de
estas obras es que se hicieron en la edad de piedra de
América. Al contrario que los griegos o los romanos, los mayas no tenían
herramientas de metal ni ruedas ni
animales
de carga. “Todo lo que hubo aquí se hizo a fuerza de
trabajo humano”, detalla Lentz.
Imagen
del
Templo I, en la ciudad maya de Tikal. / David L.
Lentz
La
sociedad maya se estructuraba en torno a su rey. En su círculo más cercano
vivían sus familiares, los sacerdotes y el resto de la
élite, “compuesta por unas 2.000 personas”, explica Lentz. “Más allá de sus
palacios estaban las casas de la pequeña burguesía y los
artesanos, y después se instalaban los
campesinos”, detalla.
El
investigador cree que el agua fue fundamental en la
caída de
los mayas. Los expertos han apuntado a hambrunas y guerras entre las
diferentes ciudades estado para explicar la
desaparición de la civilización. El colapso
del
abastecimiento de la reserva, que
dependía de un riachuelo
que pudo agotarse en ciertas épocas, hizo que “las cosechas se arruinasen y
faltase agua para beber”, señala Lentz. “Todo esto contribuyó a buen seguro en
su
desaparición”, concluye.
Una
obra de
mil años
Los
investigadores creen que los depósitos de
agua de Tikal estaban cubiertos de
tierra. Sobre ellos se plantaban árboles
para darle consistencia a la cobertura. Pudieron ser plantaciones de
simples arbustos o árboles frutales, lo que algunos conocen como “bosque
comestible”, según Vernon Scarborough. “Es difícil saber a cuánta gente
abastecían las tres reservas descubiertas en las
proximidades de Tikal, pero diría que fueron
unas 10.000”, explica.
La
reserva del
templo es la más elevada del
complejo. Almacenaba más de 27.000 metros cúbicos.
Este
depósito se conectaba con la reserva del
palacio, que pudo acumular unos 75.000 metros cúbicos. En caso de
necesidad, el agua de esta
reserva se enviaba a su vez a un tercer depósito, la reserva escondida.
Toda esta canalización de Tikal fue mantenida,
reformada y ampliada “durante un milenio”, según David
Lentz.
La existencia
del
gran dique del templo fue teorizada por primera
vez por el
arqueólogo Peter Harrison en los 60, dice Scarborough. El experto
no llegó a publicar los datos que obtuvo durante sus excavaciones en Tikal, hace
ya cuatro décadas, explica el investigador. El nuevo
estudio es
el primero en detallar el
funcionamiento de toda la red de
cisternas y canales, que fue el mayor del mundo
maya. El
dique de Tikal fue el
segundo de este tipo más grande que
se conoce tras el de
Purrón, en el valle de
Tehuacán, México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario