viernes, 20 de julio de 2012

Hallan la mayor represa construida por los Mayas

Un sofisticado sistema de almacenamiento y canalización de agua abastecía a Tikal, la capital de un estado que se convirtió en uno de los reinos más poderosos de los antiguos mayas.


Infografia. El yacimiento de Tikal revela el mayor complejo hidraulico Maya.
                                                           Imagen: Represa del Tikal.jpg

Un equipo de arqueólogos ha descubierto en la selva de Guatemala la mayor presa construida por los antiguos mayas. Su muro tenía 10 metros de alto y 80 de largo y era parte de un sofisticado sistema de almacenamiento y canalización de agua que abastecía a la ciudad de Tikal, uno de los mayores reinos de aquella cultura.
Antigua ciudad de Tikal, en Guatemala

Una obra de mil años↓
















En su conjunto este sistema hidráulico es el más complejo del mundo maya. “Este sistema muestra que las culturas del nuevo mundo eran más sofisticadas de lo que se pensaba”, explica a MATERIA Vernon Scarborough, antropólogo de la Universidad de Cincinnati (EEUU) y coautor del estudio en Tikal, que publica hoy la revista PNAS.
En su esplendor, unas 80.000 personas vivieron en torno a Tikal en un área de 160 kilómetros cuadrados. Su corazón era un conjunto monumental de siete templos de hasta 60 metros de altura y zonas palaciegas que se extendían varias hectáreas.
Tikal fue habitada desde el siglo V antes de Cristo hasta el año 850, cuando la urbe fue abandonada repentinamente. Uno de los grandes misterios que han rodeado este lugar es cómo los mayas pudieron crear una ciudad tan grande en un lugar como Tikal, en medio de la selva y sin apenas agua. Los nuevos descubrimientos del equipo de Scarborough aclaran ahora esa pregunta.

Reservas de agua

Las excavaciones del equipo en los bosques que hoy rodean las ruinas, uno de los conjuntos arqueológicos más importantes de América, han destapado dos grandes reservas de agua, una cerca de uno de los templos y la otra junto a la acrópolis central donde se levantaban varios palacios. Estas reservas estaban cubiertas por jardines y forradas con yeso.
En ellas se acumulaba el agua de un arroyo cercano así como la lluvia caída durante la estación húmeda. Los ingenieros mayas aprovecharon la inclinación del terreno para conectar las reservas de agua, que también incluían filtros de arena para purificar el líquido y hacerlo potable.
El dique del palacio, de 80 metros de largo, 60 de espesor y 10 de alto, retenía el contenido de la reserva del palacio. En su muro, los expertos creen que había compuertas para permitir regular el nivel del agua.
“Si el dique era tal y como pensamos, estaba muy bien construido”, explica Scarborough. “Las compuertas de este tipo en estas épocas sólo se conocían en yacimientos de Yemen”, añade.
Unas 80.000 personas vivieron en torno a Tikal, en un área de 160 kilómetros cuadrados
Los mayas habitaron Tikal durante unos 1.500 años. “Los restos más antiguos que encontramos datan de los años 400 y 500 a.C.”, explica David Lentz, colega de Scarborough en la Universidad de Cincinnati y coautor del trabajo. Tras dominar Centroamérica durante siglos, la ciudad-estado de Tikal fue abandonada de forma brusca en el 850 de nuestra era, coincidiendo con el declive general de la cultura maya en el continente.
“Esta zona soporta cuatro o cinco meses de sequía al año”, detalla Lentz. Un clima así no habría permitido la subsistencia de una ciudad tan grande si no hubiera sido por el ingenio de sus arquitectos, que supieron aprovechar al máximo el agua de lluvia. Para ello, el centro de la ciudad estaba pavimentado de placas de yeso y con cierta inclinación para que todo el agua se condujese en los depósitos. La gran plaza de Tikal, cubierta de losas, tenía dos hectáreas, es decir, unos dos campos de fútbol.
Lo más sorprendente de estas obras es que se hicieron en la edad de piedra de América. Al contrario que los griegos o los romanos, los mayas no tenían herramientas de metal ni ruedas ni animales de carga. “Todo lo que hubo aquí se hizo a fuerza de trabajo humano”, detalla Lentz.
Imagen del Templo I, en la ciudad maya de Tikal. / David L. Lentz
La sociedad maya se estructuraba en torno a su rey. En su círculo más cercano vivían sus familiares, los sacerdotes y el resto de la élite, “compuesta por unas 2.000 personas”, explica Lentz. “Más allá de sus palacios estaban las casas de la pequeña burguesía y los artesanos, y después se instalaban los campesinos”, detalla.
El investigador cree que el agua fue fundamental en la caída de los mayas. Los expertos han apuntado a hambrunas y guerras entre las diferentes ciudades estado para explicar la desaparición de la civilización. El colapso del abastecimiento de la reserva, que dependía de un riachuelo que pudo agotarse en ciertas épocas, hizo que “las cosechas se arruinasen y faltase agua para beber”, señala Lentz. “Todo esto contribuyó a buen seguro en su desaparición”, concluye.
Una obra de mil años
Los investigadores creen que los depósitos de agua de Tikal estaban cubiertos de tierra. Sobre ellos se plantaban árboles para darle consistencia a la cobertura. Pudieron ser plantaciones de simples arbustos o árboles frutales, lo que algunos conocen como “bosque comestible”, según Vernon Scarborough. “Es difícil saber a cuánta gente abastecían las tres reservas descubiertas en las proximidades de Tikal, pero diría que fueron unas 10.000”, explica.
La reserva del templo es la más elevada del complejo. Almacenaba más de 27.000 metros cúbicos. Este depósito se conectaba con la reserva del palacio, que pudo acumular unos 75.000 metros cúbicos. En caso de necesidad, el agua de esta reserva se enviaba a su vez a un tercer depósito, la reserva escondida. Toda esta canalización de Tikal fue mantenida, reformada y ampliada “durante un milenio”, según David Lentz.
La existencia del gran dique del templo fue teorizada por primera vez por el arqueólogo Peter Harrison en los 60, dice Scarborough. El experto no llegó a publicar los datos que obtuvo durante sus excavaciones en Tikal, hace ya cuatro décadas, explica el investigador. El nuevo estudio es el primero en detallar el funcionamiento de toda la red de cisternas y canales, que fue el mayor del mundo maya. El dique de Tikal fue el segundo de este tipo más grande que se conoce tras el de Purrón, en el valle de Tehuacán, México.

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