domingo, 31 de agosto de 2014

¿Están las ciudades volviendo más grandes a las arañas?

Puede sonar a película de terror de serie B, pero las arañas que habitan en las ciudades, aquellas que tejen su tela en algún oscuro rincón de nuestra casa o en la grieta del muro de un callejón, son cada vez más grandes. Esta es la conclusión a la que han llegado investigadores de la Universidad de Sydney en Australia. Estas arañas tejedoras comunes crecen más y tienen una mayor capacidad de reproducirse en nuestro mundo urbano.


Según explican los investigadores en PLOS ONE, la urbanización puede alterar drásticamente el paisaje y el clima local, y en consecuencia, los organismos que lo habitan. Algunos ya no tendrán los recursos que necesitan para sobrevivir, mientras que otros pueden prosperar en ese entorno, posiblemente mejor que en su hábitat natural. Una forma en la que esto puede hacerse evidente es en los cambios producidos en el tamaño del organismo.

Los autores del estudio investigaron los cambios en los atributos físicos de la araña tejedora, habitual tanto de los paisajes urbanos como de los naturales, en múltiples sitios de Sydney con diferente grado de urbanización. Investigaron cambios en su tamaño, reservas de grasa y el peso del ovario.

En las zonas ricas

Los resultados muestran que las arañas tenían cuerpos más pequeños en las zonas con mayor cobertura vegetal y cuerpos más grandes en áreas asociadas con el desarrollo urbano, indicadas por la presencia de superficies duras. Probablemente, las temperaturas más cálidas de las ciudades y el buen número de insectos que pueden congregar algunas zonas de parques urbanos pueden ser la causa, según explican a NewScientist.

Además, curiosamente, los autores encontraron que la capacidad reproductiva de las arañas, medida por el aumento de peso de los ovarios, puede haber aumentado en las zonas socioeconómicas más altas. No saben muy por qué, pero lo atribuyen a que estas zonas tienen más parques con hojarasca o áreas con superficies duras.

Según los autores, el tamaño más grande y una mayor capacidad de reproducción de las arañas en las zonas urbanas apoya la idea de que algunas especies se pueden beneficiar de los cambios de hábitat asociados con la urbanización.

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