¿Estamos programados para decir la verdad? No cuando la mentira es ventajosa, según un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Berkeley, en Estados Unidos. El informe ha relacionado la honestidad con una región del cerebro que ejerce el control sobre los impulsos automáticos, la región prefrontal del cerebro.
Relacionado con esto, ya se sabía que la corteza prefrontal dorsolateral del cerebro es importante para ejercer el control sobre los impulsos, pero el papel de esta región sobre la honestidad y el engaño lleva siendo un tema de debate desde hace años. Porque los estudios realizados hasta ahora no habían podido dilucidar su verdadero papel.
Ante estas conclusiones, los investigadores, que han publicado los resultados en la prestigiosa revista Nature Neuroscience,afirman que los resultados indican la necesidad de aplicar la fuerza de voluntad para ser honestos cuando mentir nos resulta ventajoso.
Mentiras piadosas para ganar
Para llevar a cabo el estudio, los científicos analizaron tres grupos de pacientes: uno con daño cerebral focal en la corteza prefrontal dorsolateral, otro con daño en otra región del cerebro y un último grupo control (con cerebros sanos). Los grupos coincidían más o menos en edad y género.
Los grupos realizaron dos juegos. Ambos implicaban tomar decisiones relacionadas con una cantidad de dinero para quedarse uno mismo o entregar a un destinatario anónimo, pero sólo uno de ellos implicaba poner a prueba la honestidad.
En un juego, los participantes debían elegir entre dos opciones de pago. Por ejemplo, ante dos opciones, quedarse 10 y dar 5 a otra persona o quedarse 5 y dar 10, el "gesto" egoísta sería elegir la primera opción. El otro juego era idéntico excepto en que, en lugar de elegir una opción directamente, el participante tenía que enviar un mensaje a otro destinatario diciendo: "la opción A es mejor para ti" o "la opción B es mejor para ti". Ante el mensaje, el destinatario elegía, a continuación, entre las dos opciones. En este juego, el "gesto" egoísta sería enviar un mensaje de deshonesto, engañoso, al otro participante, para así obtener beneficios personales.
En el juego que no implicaba honestidad, el comportamiento de los pacientes con daño de la corteza prefrontal dorsolateral fue idéntico al de los grupos de control. Sin embargo, en el juego que involucraba la honestidad, los pacientes con daño en esa región del cerebro se mostraron más dispuestos a mentir con el fin de beneficiarse económicamente, en comparación con el resto de los grupos.
Como indican los investigadores, el hecho de que los pacientes con daño en la corteza prefrontal dorsolateral fueran menos capaces de implementar puntos de honestidad otorga un papel causal a esta región, así como un protagonismo importante en permitir el comportamiento honesto. En paralelo, debido a que ya se sabía que el córtex prefrontal dorsolateral está involucrado en el control de los impulsos automáticos, estos resultados sugieren que el hecho de ser honestos cuando nos resultaría más ventajoso mentir requiere de control y fuerza de voluntad.
Fuente | Scienceblog
Relacionado con esto, ya se sabía que la corteza prefrontal dorsolateral del cerebro es importante para ejercer el control sobre los impulsos, pero el papel de esta región sobre la honestidad y el engaño lleva siendo un tema de debate desde hace años. Porque los estudios realizados hasta ahora no habían podido dilucidar su verdadero papel.
Ante estas conclusiones, los investigadores, que han publicado los resultados en la prestigiosa revista Nature Neuroscience,afirman que los resultados indican la necesidad de aplicar la fuerza de voluntad para ser honestos cuando mentir nos resulta ventajoso.
Mentiras piadosas para ganar
Para llevar a cabo el estudio, los científicos analizaron tres grupos de pacientes: uno con daño cerebral focal en la corteza prefrontal dorsolateral, otro con daño en otra región del cerebro y un último grupo control (con cerebros sanos). Los grupos coincidían más o menos en edad y género.
Los grupos realizaron dos juegos. Ambos implicaban tomar decisiones relacionadas con una cantidad de dinero para quedarse uno mismo o entregar a un destinatario anónimo, pero sólo uno de ellos implicaba poner a prueba la honestidad.
En un juego, los participantes debían elegir entre dos opciones de pago. Por ejemplo, ante dos opciones, quedarse 10 y dar 5 a otra persona o quedarse 5 y dar 10, el "gesto" egoísta sería elegir la primera opción. El otro juego era idéntico excepto en que, en lugar de elegir una opción directamente, el participante tenía que enviar un mensaje a otro destinatario diciendo: "la opción A es mejor para ti" o "la opción B es mejor para ti". Ante el mensaje, el destinatario elegía, a continuación, entre las dos opciones. En este juego, el "gesto" egoísta sería enviar un mensaje de deshonesto, engañoso, al otro participante, para así obtener beneficios personales.
En el juego que no implicaba honestidad, el comportamiento de los pacientes con daño de la corteza prefrontal dorsolateral fue idéntico al de los grupos de control. Sin embargo, en el juego que involucraba la honestidad, los pacientes con daño en esa región del cerebro se mostraron más dispuestos a mentir con el fin de beneficiarse económicamente, en comparación con el resto de los grupos.
Como indican los investigadores, el hecho de que los pacientes con daño en la corteza prefrontal dorsolateral fueran menos capaces de implementar puntos de honestidad otorga un papel causal a esta región, así como un protagonismo importante en permitir el comportamiento honesto. En paralelo, debido a que ya se sabía que el córtex prefrontal dorsolateral está involucrado en el control de los impulsos automáticos, estos resultados sugieren que el hecho de ser honestos cuando nos resultaría más ventajoso mentir requiere de control y fuerza de voluntad.
Fuente | Scienceblog
No hay comentarios:
Publicar un comentario