Cerca de 10 personas han muerto a manos de la policía durante las operaciones mineras de Barrick Gold en Tanzania este año, según el informe de las ONG MiningWatch Canadá y Rights and Accountability in Development (RAID) del Reino Unido.
La mina de oro de North Mara, en el norte de Tanzania, se ubica en un área donde viven cerca de 70 mil personas de la etnia Kuria, divididos en siete vecindarios no muy apartados de la frontera con Kenia. La mayoría vive en la pobreza y miles se ganan la vida sobornando a la policía que custodia la mina para extraer el oro residual de las faenas.
MiningWatch Canada y RAID señalaron haber entrevistado a más de 30 víctimas y familiares entre junio y julio de este año. “La mayoría han sido baleados por la policía o asaltados por los mismos guardias de seguridad de la mina en los últimos cinco años”, dijo Catherine Coumans de MiningWatch Canadá.
“Estamos profundamente preocupados, no sólo por los claros patrones de uso de la fuerza en la mina, sino también por la intimidación, la persecución y la invasión de la privacidad sufridas por las víctimas y sus familias”, dijo Patricia Feeney de RAID, en una declaración de prensa.
“La cantidad de personas que han sido baleadas y heridas en la mina es extraordinaria”, dijo Shanta Martin, socia de Leigh Day, al diario The Guardian. “En 2014 debemos enviar el mensaje de que no existe lugar para esconderte si estás violando los derechos humanos”.
Barrick respondió al periódico Globe and Mail de Canadá que el número de muertes sí “corresponde a incidentes reportados en la mina”. La compañía precisa, sin embargo, no estar segura de que las muertes sean resultado de accidentes o peleas entre personas por el oro.
La compañía señaló haber iniciado proyectos comunitarios de $15 millones de dólares para ayudar a los pobladores, y estar construyendo un muro de tres metros, que se extenderá por 14 kilómetros alrededor de la mina, para reducir la violencia manteniendo en el exterior a personas que buscan residuos mineros. Barrick también dice que proveyó entrenamiento a la policía de Tanzania basado en “estándares internacionales” de derechos humanos.
Sin embargo los activistas dicen que, pese a estas afirmaciones, la compañía también ha tratado de sabotear las acciones legales en su contra. “De la nada, nuestros clientes recibieron papeles en sus puertas”, dice Richard Meeran de Leigh Day, quien representa a los pobladores. “Estos papeles exigían que nuestros clientes aparecieran en la corte de Dar es Salaam, que se encuentra a 1.200 kilómetros de distancia y a dos días en bus desde el lugar en que viven. Fue un golpe legal preventivo de esta poderosa compañía”.
En diciembre, el juez del Reino Unido que sustancia el caso, Justice Green ordenó retirar las contra-querellas de Barrick Gold en Tanzania.
En tanto, la atención brindada por los medios internacionales ha obligado a las autoridades de Tanzania a tomar una postura en contra de los excesos. Ernest Mangu, Inspector General de la Policía, manifestó que “se tomarán fuertes medidas disciplinarias en contra de cualquier oficial de la policía que efectúe prácticas no reñidas con la ética”, mientras que el ministro de asuntos internos de Tanzania, Mathias Chikawe, declaró “tolerancia cero” en contra de las fuerzas de orden que infrinjan la ley.
La mina de oro de North Mara, en el norte de Tanzania, se ubica en un área donde viven cerca de 70 mil personas de la etnia Kuria, divididos en siete vecindarios no muy apartados de la frontera con Kenia. La mayoría vive en la pobreza y miles se ganan la vida sobornando a la policía que custodia la mina para extraer el oro residual de las faenas.
MiningWatch Canada y RAID señalaron haber entrevistado a más de 30 víctimas y familiares entre junio y julio de este año. “La mayoría han sido baleados por la policía o asaltados por los mismos guardias de seguridad de la mina en los últimos cinco años”, dijo Catherine Coumans de MiningWatch Canadá.
“Estamos profundamente preocupados, no sólo por los claros patrones de uso de la fuerza en la mina, sino también por la intimidación, la persecución y la invasión de la privacidad sufridas por las víctimas y sus familias”, dijo Patricia Feeney de RAID, en una declaración de prensa.
“La cantidad de personas que han sido baleadas y heridas en la mina es extraordinaria”, dijo Shanta Martin, socia de Leigh Day, al diario The Guardian. “En 2014 debemos enviar el mensaje de que no existe lugar para esconderte si estás violando los derechos humanos”.
Barrick respondió al periódico Globe and Mail de Canadá que el número de muertes sí “corresponde a incidentes reportados en la mina”. La compañía precisa, sin embargo, no estar segura de que las muertes sean resultado de accidentes o peleas entre personas por el oro.
La compañía señaló haber iniciado proyectos comunitarios de $15 millones de dólares para ayudar a los pobladores, y estar construyendo un muro de tres metros, que se extenderá por 14 kilómetros alrededor de la mina, para reducir la violencia manteniendo en el exterior a personas que buscan residuos mineros. Barrick también dice que proveyó entrenamiento a la policía de Tanzania basado en “estándares internacionales” de derechos humanos.
Sin embargo los activistas dicen que, pese a estas afirmaciones, la compañía también ha tratado de sabotear las acciones legales en su contra. “De la nada, nuestros clientes recibieron papeles en sus puertas”, dice Richard Meeran de Leigh Day, quien representa a los pobladores. “Estos papeles exigían que nuestros clientes aparecieran en la corte de Dar es Salaam, que se encuentra a 1.200 kilómetros de distancia y a dos días en bus desde el lugar en que viven. Fue un golpe legal preventivo de esta poderosa compañía”.
En diciembre, el juez del Reino Unido que sustancia el caso, Justice Green ordenó retirar las contra-querellas de Barrick Gold en Tanzania.
En tanto, la atención brindada por los medios internacionales ha obligado a las autoridades de Tanzania a tomar una postura en contra de los excesos. Ernest Mangu, Inspector General de la Policía, manifestó que “se tomarán fuertes medidas disciplinarias en contra de cualquier oficial de la policía que efectúe prácticas no reñidas con la ética”, mientras que el ministro de asuntos internos de Tanzania, Mathias Chikawe, declaró “tolerancia cero” en contra de las fuerzas de orden que infrinjan la ley.
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