AUSTRALIA: EL AMOR DE UNOS PADRES TRAE A LA VIDA A UN BEBE CLINICAMENTE MUERTO
El siguiente vídeo reportaje muestra el ejemplo de un bebé clínicamente muerto que, a pesar, de la insistencia de los médicos en que no se podía hacer nada, los padres acurrucaron al pequeño durante más de horas hasta que finalmente su corazón empezó a latir.
Cuando nació prematuramente a las 27 semanas, con un peso de sólo 2 libras, los médicos NO le dieron al pequeño Jamie Ogg, ninguna posibilidad de sobrevivir. Su hermana gemela Emily había sobrevivido, pero después de luchar durante 20 minutos, para conseguir que Jamie respirara, fue declarado muerto. Se le entregó luego a Kate su madre, para que ella y su padre pudieran despedirse privadamente. Pero después de dos horas de estar con sus padres, mientras le hablaban y le acariciaban, milagrosamente empezó a mostrar signos de vida. Después de haber recibido leche materna en el dedo de su madre, él comenzó a respirar con regularidad.
“Él no se movía en absoluto y comencé a hablar con él. “Le dijimos cuál era su nombre y que tenía una hermana”. “Le dijimos las cosas que quería hacer con él durante toda su vida”.
Jamie tenía movimientos bruscos de vez en cuando, como que le faltaba el aire, los médicos dijeron que era un acto reflejo. Y añadió:
“Después sentí que se movía como si estuviera asustado, entonces empezó a jadear más y más regularmente”.Yo pensé:” ¡Oh, Dios mío, ¿qué está pasando?! “. “Poco tiempo después abrió los ojos. ¡Fue un milagro!”.“Le dije a mi mamá, que estaba allí, que él todavía estaba vivo. Luego tendió la mano y agarró el dedo”. “Abrió los ojos y movió su cabeza de lado a lado”.
Una enfermera dijo que eran reflejos naturales, y que no había manera posible de que pudiera estar vivo.
“Le di un poco de leche materna a Jamie en mi dedo, él lo tomó y comenzó a respirar regularmente”. “En ése momento el médico regresó. Le puso un estetoscopio, escuchó el pecho de Jamie y siguió moviendo la cabeza.
Desde luego a la ciencia y la medicina moderna les queda mucho por aprender y bastante que callar.
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