Cada vez hay más datos que sugieren que las dietas basadas en el consumo de frutas y de verduras, y con muy poca ingesta de carnes, especialmente rojas, nos puede hacer la vida no solo más saludable, sino más larga.
El Proyecto EPIC (European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition), uno de los estudios más ambiciosos en el ámbito de Salud Pública, iniciado hace 20 años en Europa y que incluye a más de medio millón de personas procedentes de distintas regiones de Suiza, Alemania, Italia, Grecia, España, Dinamarca, Países Bajos, Francia, Noruega y Suecia, confirma ahora el papel del consumo de frutas y verduras papel en la reducción de la mortalidad.
Este descenso, asegura el estudio publicado en American Journal of Epidemiology, es más importante en el caso de muertes por enfermedades cardiovasculares.
En concreto, el estudio ha analizado la relación entre el consumo de frutas y verduras y el riesgo de mortalidad sobre 451.151 individuos durante más de 13 años. La muestra incluye 25.682 casos de fallecidos (10.438 por cáncer y 5.125 por enfermedad cardiovascular) de entre los 451.151 participantes estudiados durante más de 13 años. «Este trabajo es, hasta la fecha, el estudio epidemiológico más importante que ha analizado esta asociación», explica a SINC María José Sánchez Pérez, de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) y una de las autoras de la investigación.
En realidad los resultados confirman lo que ya se sabía: que el consumo diario de frutas y verduras es sano y que se asociaba con la prevención de enfermedades crónicas. Más concretamente, el consumo combinado de frutas y verdurasde más de 569 gramos al día reduce el riesgo de mortalidad en un 10% y lo retrasa en 1,12 años con respecto a unconsumo inferior a 249 gramos diarios; además, por cada 200 gramos diarios de incremento en el consumo de frutas yverduras, este riesgo disminuye un 6%.
Haciendo un cálculo, los investigadores señalan que la proporción de muertes que se podrían prevenir si toda la población que come poco este tipo de alimentos aumentara su consumo entre 100 a 200 gramos al día -alcanzándose así las recomendaciones de 400 a 500 gramos al día- sería de un 2,9%.
Las evidencias sobre el efecto beneficioso del consumo de frutas y verduras en la prevención del cáncer y otras enfermedades crónicas son claras, afirma Sánchez. «Por ello, una de las actuaciones de prevención más efectivas es la promoción de su consumo en la población».
Dos mejor que una
Además, el estudio constata que los beneficios son especialmente importantes en la salud cardiovascular. Según el trabajo, el riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular se reduce un 15% y más de un 4% de los fallecidos por esta causa se podrían prevenir consumiendo más de 400 gramos diarios de estos alimentos.
Sin embargo, también se ve que el consumo de frutas por separado no parecía asociarse con una reducción significativa del riesgo de mortalidad, pero sí el consumo de verduras, que incluso fue más importante para las verduras crudas: unconsumo elevado implica un 16% de reducción del riesgo de mortalidad.
Tampoco ha encontrado el estudio una relación entre el consumo de frutas y verduras y una reducción de la mortalidad por cáncer. No obstante, subraya Sánchez, dado que el consumo de frutas y verduras se asocia con el riesgo de algunos cánceres -de colon y recto, estómago, pulmón, etc., es de esperar que su consumo también tenga un efecto positivo sobre la mortalidad por estos tumores.
Un aspecto curioso es que el efecto era mayor en aquellas personas con factores de riesgo como obesidad, consumo de tabaco o alcohol. La reducción del riesgo de mortalidad por el consumo de frutas y verduras fue mayor en los participantes que consumían alcohol (en torno a un 30-40% de reducción del riesgo), en los obesos (20%) y «posiblemente» también en los fumadores. Este efecto positivo probablemente sea debido a su alto contenido en antioxidantes, que actúan paliando el estrés oxidativo inducido por el alcohol, el tabaco y la obesidad.
EPIC: estudio ambicioso
El EPIC es uno de los estudios más ambiciosos que se hacen en Europa en el ámbito de la Salud Pública. A lo largo de 2013 han sido publicados algunos resultados que van e la misma dirección que este último trabajo. Así, a principios de año se publicaron en American Journal of Clinical Nutrition, los datos de un estudio, realizado sobre 45.000 voluntarios, que señalaba que los vegetarianos, aquellos que no comen ni carne ni pescado, tienen un riesgo de hospitalización o muerte por enfermedad cardiaca un 32% menor que aquellos carnívoros o los ictiófagos.
«Una explicación de las diferencias en este riesgo radica probablemente en los efectos de la alimentación sobre el colesterol y la presión arterial, y demuestra el importante papel de la dieta en la prevención de las enfermedades del corazón», explicó Francesca Crowe, de la Universidad de Oxford (Gran Bretaña).
Meses después, el equipo coordinado por Carlos Alberto González, del Instituto Catalán de Oncología, publicaba en BMC Medicine los datos de una investigación que señalaba al consumo de carnes rojas como muy perjudicial para la salud. En concreto, afirmaba que comer demasiada carne roja, especialmente aquella que ha sido procesada (embutidos, salchichas o hamburguesas), nos puede acortar la vida. Las recomendaciones aconsejan no ingerir más de 70 gramos diarios -unos 500gr/semana-, es decir menos de 1 filete de ternera y, sin embargo, en España el consumo medio de carne roja supera los 250gr/día, casi cuatro veces más de lo que dicen las guías.
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