Por RT
Los agricultores indios se ven obligados a cultivar algodón modificado genéticamente de Monsanto, pese a que éste es un 8.000% más caro que los demás y además necesita condiciones especiales para crecer. Cientos de miles de agricultores a los que el gigante estadounidense no informó sobre los riesgos que corrían se han suicidado.
Cientos de miles de agricultores indios pudieron haberse suicidado al verse obligados a cultivar algodón modificado genéticamente del gigante multinacional Monsanto en vez de algodón tradicional. Una de las razones principales que explica este hecho es que la empresa a la vez promueve agresivamente la publicidad de su producto y no clarifica que este necesita condiciones de cultivo especiales, revela un documental de RT.
Monsanto promueve su algodón modificado genéticamente denominado Bt, argumentando que este se puede cultivar tanto en terrenos irrigados como en aquellos que no gozan de esta condición. Pero la realidad es que el producto de Monsanto no es solo un 8.000 por ciento más caro que el algodón tradicional –que casi no entra en el mercado indio precisamente porque Monsanto lo impide–, sino que también exige un mantenimiento mucho más complejo (en particular en lo que respecta a la irrigación, al contrario de lo que aseveran desde el propio Monsanto). Asimismo los granjeros con menor poder adquisitivo e instruidos a menudo reciben semillas de Monsanto de los mayores agricultores, los cuales tampoco informan a los primeros sobre los riesgos que corren.
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El resultado es que los agricultores que no saben o no pueden lograr las condiciones especiales que requieren semillas tan caras quiebran y a menudo se suicidan. “A nivel nacional 290.000 agricultores se suicidaron en los últimos 20 años”, explicó a RT Dr. G. V. Ramanjaneyulu, investigador del Centro para la Agricultura Sostenible. “El algodón Bt fue promovido como algo que en en realidad resolvería los problemas de los agricultores indios que cultivan algodón. Pero algo que fue promovido como la solución de la crisis crea aún más problemas”, afirma otro científico agrícola, Kirankumar Vissa, quien califica de “engaño” lo que hace Monsanto.
Al controlar el mercado, Monsanto “privó a los agricultores de las distintas opciones sobre qué algodón cultivar, forzando a aquellos que no tienen capacidad para regar a cultivar semillas que requieren irrigación”, explica Alexis Baden-Mayer, directora política de la Asociación de Consumidores Orgánicos. La propia Monsanto insiste en que el problema de los suicidios se inició mucho antes de que la empresa introdujera su algodón modificado genéticamente y rechaza la existencia de vículos entre los suicidios y su producto.
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