Por jumanper / Derribando el muro
La vida y la felicidad en esta realidad, bajo cualquier sistema político, dependen directamente de cuánta de nuestra individualidad respetamos (frente a la multitud) y en qué medida nos despojemos de ilusiones manipuladas y manipuladoras.
Cuanto más nos encontramos inmersos en la mente de las masas (la multitud), más manipulados estamos y más dependientes de la autoridad (el gobierno) nos volvemos. Cada idea central – de esta nebulosa cosa llamada sociedad – está calculada para llevar al dependiente rebaño sin mente, a responder de forma automática a la autoridad.
A menudo ponderamos por qué nos acercamos más y más al autoritarismo total, independientemente de por quien votemos. La simple, pero irreconocible, respuesta es que estamos inconscientemente manipulados.
Nacemos en un sistema que dictamina nuestros procesos de pensamiento a partir de las primeras palabras que aprendemos. A medida que nos hacemos adultos se llega a un estado de existencia y evolución mental en el que se nos mantiene encadenados con un sistema sutil e invisible del mito y el contra-mito.
Podemos estar encarcelados en nuestras propias mentes. Nos imaginamos la felicidad tal y como existimos dentro de los confines de nuestros parámetros mentales prescritos. De hecho, vivimos nuestras vidas físicas y nunca nos acercamos a la libertad de elección. Es imposible tomar decisiones cuando todas las opciones son prescritas por el sistema – opciones prescritas siempre para servicio y beneficio del Estado o de los poderosos.
Casi ningún ser humano entre un millón descubre que vive bajo el engaño y la ilusión y que está víctimizado por el poder de palabras y frases repetidas. Nuestras vidas y bienes son saqueados, simplemente porque no sabemos que no lo sabemos. Nuestro sistema de pensamiento nos esclaviza mucho más que lo haría un ejército represor.
Me pregunto diariamente por qué sólo unas pocas personas han escapado de la red, de la mentira, mientras que millones nunca lo hacen. Podría ser que su proceso mental sea diferente al de la inmensa mayoría, que hayan desarrollado algún mecanismo de análisis inusual, no sé. El caso es que, sea lo que sea, permite a algunas personas ver las verdades y superar su condicionamiento. La mayoría de ellos disponen del coraje suficiente para hacer frente a la multitud y para resistir las burlas y la opresión que se desprenden de su oposición a la opinión más extendida.
Nadie parece aceptar la máxima de que una idea errónea, aunque compartida por millones de personas, no deja de ser una idea errónea.
La creación de la mente de las masas y / o conciencia de las masas es el arma secreta de la élite gobernante. Cuanto más se sumerge la mente de uno en la multitud, más se pierde la individualidad y la independencia de pensamiento, por supuesto. Cuanto más nos convertimos en una parte de la multitud, más dependientes nos volvemos de la autoridad. Y cuanto más dependientes nos volvemos, más a la defensiva estamos cuando se presenta nueva información contraria a la “sabiduría convencional”. En pocas palabras, el síndrome de la multitud nos vacuna contra la realidad.
Sí, creo que el fenómeno psicológico de la conciencia de grupo es una estrategia creada para el control de la población. Ciertamente parece ser un sistema de protección blindada para la élite, que por todas las definiciones son los enemigos naturales de las personas.
¿Qué es exactamente la conciencia grupal? La conciencia grupal es la suma de todas las enseñanzas de la “hermandad social” en todas sus formas y expresiones: cuando nuestros pensamientos dominantes están centrados sobre el grupo en lugar de en nuestro propio ego o individualidad y cuando se han integrado psicológicamente en la mente de las masas. Por lo tanto, dependemos necesariamente del sistema.
Ésta es una sutil y sofisticada estrategia de control de las personas que permite a la autoridad invisible manipular a las masas a su antojo. Paralelamente se ataja, se reprime y se evita el hiper-individualismo para que no escape del sistema mental, junto con el control autoritario.
¿Por qué considerar a la élite como el enemigo natural de la gente? La élite está formada por un una clase dominante parasitaria, elevada a dicho rango mediante la manipulación a través de la propaganda. No son productores, no son creadores de riqueza y, añadidamente, conocen todas las artimañas legales para no pagar nada de los beneficios que obtienen. Crean dinero imaginario (números contables), y lo utilizan para simular que pagan bienes y servicios. Camuflan su fraude con “impuestos de todo tipo” y el doble discurso sobre la deuda nacional y los presupuestos equilibrados.
La élite ha sabido protegerse muy bien desde el principio de la historia; ha ido creando durante el transcurso de milenios y alrededor suyo, unos cuerpos policiales y militares de tal envergadura que se siente hiper protegida frente a cualquier amenaza externa. Todos los gobiernos modernos del mundo están en manos de la élite y satisfacen las necesidades de toda ella mediante el uso discriminado e indiscriminado de la fuerza.
En virtud del hecho de que la élite (el gobierno y los banksters (gansters bancarios) tienen el poder de crear dinero, toda la riqueza fluye lejos de los productores a los no productores. El dinero moderno (insustancial) expropia la riqueza. Traducido, ésto significa simplemente que una clase de personas roba perpetuamente a los de la otra clase. Esto los convierte en enemigos naturales de los desfavorecidos.
Si tú “compras” mi trabajo y mis bienes y servicios con el dinero que tú imprimes (conseguido de la nada), me estás robando. Este sistema es la causa de todos los males políticos y sociales del mundo, pero está escondido con la oratoria política y la benevolencia hipócrita del bienestar.
El sentido común le dice a cualquier mente sobria que la clase política no puede darte nada, excepto lo que te quita o roba roba a tí. Esto es claramente un hecho de esta realidad que vivimos, pero la multitud hipnotizada no tiene sentido de causa y efecto. Esto sólo puede explicarse por el hecho de que la multitud (las personas) se encuentran en un estado de hipnosis y, por lo tanto, no poseen el control consciente de sus mentes.
La hipnosis masiva no es sólo un estado de estupor, sino un sistema bien definido de modificación del comportamiento y el control absoluto. La gente en un estado alterado de conciencia actuará en contra de sus intereses y disipará su energía mental y física persiguiendo los mitos y contra-mitos políticos.
Mientras, en un estado de hipnosis o comportamiento aprendido, las estupideces obvias y la negación de los hechos se convierten en hechos “políticamente correctos”. Para la mente consciente, ésto es una locura y confunde la comunicación entre el hipnotizado y la persona consciente. La mayoría de vosotros habéis experimentado esta anomalía al tratar de comunicaros con la gente que os rodea. Lo que es obvio para tí es invisible para aquellos bajo hipnosis.
Cada vez menos personas tienen algún imperativo cognitivo para cuestionar el sistema, ya que la hipnosis y el comportamiento aprendido se transfieren de una generación a otra. Falsas creencias son auto-perpetuadas y se alimentan de unos a otros. Cuantas más generaciones aceptan los paradigmas, más se fortalecen. La religión en el sentido genérico es un ejemplo muy clásico de esto. La religión es un sistema psíquico manipulador (fenómeno).
Tal como el magnetismo y la electricidad tienen un positivo y un negativo, la amoralidad necesita la moralidad. La amoralidad depende de la moralidad. Los políticos y los gobiernos son amorales. Ellos no podrían existir sin la abnegada moralidad del pueblo.
En otras palabras, la élite, los ladrones y los políticos no se alimentan mutuamente. Ellos se alimentan de las personas honestas o personas con moralidad. Por ejemplo, cuando se entra en un “tribunal de justicia” y jura decir la verdad, el sistema está utilizando tu moral para condenarte y enredarte. Eso explica por qué hay leyes en contra de mentir a agentes del gobierno que investigan crímenes reales y percibidos.
¿ Vas a dejar que te sigan hipnotizando?
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