Coober Pedy, un pueblo minero considerado la capital del ópalo en el mundo, tiene la particularidad de que sus habitantes viven debajo de la tierra.
Coober Pedy, Australia, recuerda un mundo distópico como el de Mad Max. Un desierto rojo abandonado con pequeñas escotillas que comunican a un mundo subterráneo con la atmósfera infernal. Las temperaturas llegan a los 52 grados Celsius y 1500 viviendas, en un pueblo minero, yacen debajo de la Tierra con conexiones hacia el exterior en cuartos claves –como el baño o la cocina. Sus hogares son conocidos como “dugouts”.
Los pobladores de Coober Pedy minan ópalo, una piedra preciosa de enorme valor y belleza –clasificada dentro de los óxidos de silicio–, por lo que hasta cierto punto vivir en este mundo infernal tiene su ventaja. Para expandir sus aposentos, lo único que los habitantes tienen que hacer cortar la pared y ya tienen un espacio más amplio, y en el proceso pueden encontrar más ópalos.
El pueblo, fundado en 1915, cuenta con más de 70 campos de ópalos y es considerado la capital del mundo del ópalo, ya que algunos de los mejores ejemplares del orbe provienen de ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario