Las autoridades de Canadá y la empresa Imperial Metals se niegan a limpiar el lago Quesnell, uno de los más profundos del mundo, afectado por un derrame de metales pesados. Indígenas y científicos alertan de que una extraña pátina azul cubre el agua.
El derrame se produjo el 4 de agosto cuando estalló una represa cerca de la mina de oro y cobre Mount Polley, en la provincia occidental de Columbia Británica. Según la revista ‘Rabble’, 14,5 millones de metros cúbicos de metales pesados tóxicos y químicos fueron vertidos a la red de drenaje de la región. Es más, según los medios locales, Imperial Metals todavía no ha podido detener el derrame. Los sólidos suspendidos en el agua son visibles desde el aire.
Agua azul
A mediados de agosto el Gobierno de Columbia Británica declaró que el agua del lago Quesnell y sus ríos era potable, provocando la ira de los locales. Impulsada por el escepticismo, la bióloga marina Alexandra Morton viajó a la zona contaminada con sus instrumentos para tomar muestras del agua.
“Muchos habitantes de la zona estaban preocupados porque después de tocar el agua notaron una sensación de sequedad en los brazos y una quemazón en los dedos”, dijo Morton. Al llenar los contenedores con agua, la científica confirmó las dudas de los locales: “Se siente como una picadura de medusa. Parece que es aceite, pero se separa. En cierto modo actúa como cera caliente sobre el agua, forma una capa rígida”.
Los ayudantes de Morton han logrado grabar un video de la toma de muestras, prestando atención especial al misterioso color azul. Como subraya la cadena Vice News, las imágenes servirán para esclarecer el misterio del agua azul, ya que la sustancia azul había desaparecido cuando Morton abrió las botellas en un laboratorio de Vancouver. “Ya no se veía la sustancia. Pero al abrir el frasco se produjo un silbido, como si se escapara vapor. Lo que había dentro salió en forma de gas”, dijo la bióloga marina.
Tras su visita y las repetidas quejas de la población local, las autoridades de Columbia Británica prohibieron beber el agua del lago. Es más, el 27 de agosto Imperial Metals reveló que las pruebas de sedimentos mostraron un elevado contenido de hierro y manganeso. La empresa se ha ofrecido a pagar e instalar filtros de agua en los hogares de las personas que dependen de los pozos del lago.
Según Imperial Metals, actualmente el 65% de la brecha en el dique ha sido sellada. Los residentes temen que la empresa está dando prioridad al funcionamiento de su mina antes que al problema de la contaminación. “Ni a Imperial Metals ni al Gobierno de Columbia Británica les preocupa que uno de los lagos más profundos de agua dulce del mundo se convierta en un tanque de desechos tóxicos”, subrayan en ‘Rabble’.
Esta situación preocupa a los indígenas secwepemc, que habitan en la cuenca del lago Quesnell y dependen de su agua y de los animales que viven en ella, particularmente del salmón. Como este pez migratorio regresa a los ríos para desovar, buscará el agua más profunda y más fría, y por lo tanto descubrirá la capa más contaminada, pronostican los biólogos.
Los activistas de la región se han reunido para protestar contra la ignorancia por parte de las autoridades y han establecido un campamento fijo cerca del lago. Sus líderes enviaron una delegación a la mina Mount Polley con el siguiente informe: “El hedor de los productos químicos es insoportable y causa náuseas al instante, la devastación es abrumadora. La vida vegetal ha quedado adherida al suelo, quemada por los metales y los productos químicos. Lo más inquietante de todo es la gran cantidad de huellas de animales en el área afectada. Pumas, osos, alces, ciervos, pájaros… todos habían ido a buscar agua al pequeño arroyo que sabían que estaba aquí. Pero lo que encontraron fue la muerte”.
El campamento ha encendido un fuego sagrado para llamar a personas de todas las naciones a defender el agua, la tierra, el salmón y todos los demás animales afectados por el derrame.
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