La situación global a día de hoy se debe más al consentimiento de la gran mayoría (por no decir la inmensa mayoría) de los ciudadanos que habitamos este planeta, que no a la represión que se ejecuta desde el poder en sus múltiples formas, la consecuencia a todo esto, una sociedad en estado de degradación inconsciente, sin visos de superación real y efectiva, sumidos en la desesperación y la falta de confianza fruto de los temores ancestrales provocados por la propaganda dirigida desde el mismo poder y proyectada hacía nuestro interior con pretensiones reduccionistas, es decir, manipuladas para constreñir y fragmentar nuestra visión de la realidad.
En este proceso, el pensamiento subjetivo del hombre pasa a un primer plano y se torna imprescindible para que pueda sobrevivir en un sistema de “convivencia” donde las leyes fundamentales dictadas son:
La competencia, la elaboración de estrategias para manipular al prójimo, la hipocresía, la envidia, la falta de empatía, la vanidad, y un largo etcétera que aprueba la misma sociedad para su funcionamiento, dicho esto no estaría de mas hacer un ejercicio de reflexión, para cambiar todo el desarrollo convivencial humano y mejorarlo en la medida de lo posible.
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