Investigadores chinos respaldados por el Gobierno convirtieron dos embriones de monos macacos en crías nacidas mutantes. Se trata de los primeros monos transgénicos.
Es la primera vez que alguien ha podido modificar un gen de primates utilizando la tecnología CRISPR, que ya se ha empleado en ratones, ratas y peces cebra. El reciente logro de los científicos chinos significa que se puede utilizar la tecnología CRISPR para programar monos para que tengan secuencias de genes de enfermedades humanas. Los resultados de su estudio están publicados en la revista ‘Cell’.
Puesto que los macacos tienen mucho más en común genéticamente con los humanos que los ratones (el actual ‘conejillo de indias’), los científicos destacan que el éxito de estos experimentos ayudará a entender mejor cómo se pueden tratar estas enfermedades.
El mal funcionamiento del ADN causa muchas enfermedades. Al corregir estos errores, para lo cual uno de los pasos necesarios ha sido la ‘modificación’ de los genes de los macacos, los médicos estarán más cerca de curar las enfermedades congénitas en los bebés humanos que no hayan nacido todavía. La variedad de estas enfermedades es bastante amplia: desde la hemofilia hasta la enfermedad de Huntington, el cromosoma adicional que causa el síndrome de Down, e incluso posiblemente los genes que causan el autismo o la depresión.
El método
Para generar ratones transgénicos por lo general se precisa aplicar ‘microinyecciones’ de ADN en un promedio de 40 óvulos fertilizados (cigotos). Si es necesario obtener el transgénico de un animal de grandes dimensiones (como por ejemplo un cerdo, una vaca o un mono), esta cifra crece de manera proporcional al peso del animal. A esta dificultad se le suma el lento período reproductivo de estas especies.
Es por eso que los roedores, cuyo ciclo reproductivo es muy corto, todavía mantienen la posición de liderazgo como organismos modelo, en particular en el estudio de las enfermedades humanas. Desafortunadamente, es necesario admitir que los resultados de estos experimentos no siempre pueden extrapolarse a los seres humanos.
Las esperanzas de cambio en esta situación gracias al surgimiento de nuevos patrones de estudio científico llegaron en 2013, año en que un grupo de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts propuso una innovadora forma de modificar genes, el llamado método CRISPR/Cas9. Su principal ventaja es el uso de dos fragmentos de ARN ‘ajustables’ que rigen el enzima Cas9. Su objetivo es romper las dos hebras de ADN en el lugar concreto en que es necesaria la mutación.
A juzgar por el trabajo de los científicos chinos, este método proporciona control y precisión en el proceso de modificación de la información genética.
Este es el método que utiliza el equipo chino de científicos del Centro para el Estudio de los Modelos Animales de la Universidad de Nanjing.
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