“La soledad no es buena consejera”, dicta un antiguo refrán, pero estudios recientes han determinado que también afecta a la salud y aumenta el riesgo de muerte prematura.
“Sentirse extremadamente solo puede incrementar en 14 % el riesgo de muerte prematura en una persona de edad. El impacto es tan nefasto como el hecho de ser socialmente desfavorecido”, señaló John Cacioppo, profesor de psicología en la universidad de Chicago, citando un análisis de varios estudios científicos publicado en 2010.
De acuerdo con esa investigación, llevada a cabo por un grupo de científicos estadounidenses sobre 20,000 personas, los que viven solo sufren más que otros los problemas como perturbaciones del sueño, alta presión arterial, alteración del sistema inmunológico y un incremento de los estados depresivos.
El psicólogo rechazó la idea de muchos jubilados de trasladarse a Florida a fin de aprovechar el bajo costo de vida, y “un clima más benigno, pero en un entorno desconocido”, arguyendo que esa decisión afecta a sus relaciones antiguas y aumenta en ellos la profunda sensación de soledad.
Cacioppo que presentaba el domingo los resultados de sus estudios ante la conferencia anual de la Asociación estadounidense para el avance de la ciencia, en Chicago (Illinois), agregó además que con realizar ejercicios simples, incluso como caminar se puede bajar a la mitad las enfermedades cardiovasculares y evitar el avance de Alzheimer.
Asimismo, los resultados de otro estudio realizado sobre 120 personas de 65 años o más, ponen de manifiesto que la actividad física demora el envejecimiento normal del cerebro de los ancianos.
Así lo anunció Kirk Erickson, profesor de psicología en la universidad de Pittsburgh (Pensilvania, este), durante la conferencia, y explicó que con la edad el cerebro se debilita y la actividad física incrementa el volumen del hipocampo en 2 %, y como consecuencia impide el envejecimiento prematuro.
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