El tiempo visto dese el punto de vista de la información podría ser un camino de ida y vuelta en la comunicación entre dos partículas que alguna vez estuvieron unidas y cuya influencia mutua no se interrumpe.
Fidel Castro acuñó la famosa frase "la Historia me absolverá", la cual, desde un punto de vista de la física cuántica, puede ser una posibilidad plausible. La retrocausalidad es la flecha de dos puntas que conectaría, según algunos, dos partículas situadas en puntos del tiempo que no dejan de separarse, sin que la influencia de una sobre otra se interrumpa.
Fidel Castro acuñó la famosa frase "la Historia me absolverá", la cual, desde un punto de vista de la física cuántica, puede ser una posibilidad plausible. La retrocausalidad es la flecha de dos puntas que conectaría, según algunos, dos partículas situadas en puntos del tiempo que no dejan de separarse, sin que la influencia de una sobre otra se interrumpa.
En sentido social, la frase de Castro no alberga mayor complejidad que la del revisionismo político sobre el pasado; desde el punto de vista científico, abre un espacio insospechado para la especulación.
El vocero de la retrocausalidad es Huw Price, filósofo de la universidad de Cambridge especializado en la física del tiempo. Según él, "la respuesta a la pregunta '¿podría el mundo ser de tal modo que nosotros tengamos una cierta cantidad de control sobre el pasado?', es sí."
El concepto de implicación, proveniente de la mecánica cuántica, es de vital importancia para comprender, al menos en teoría, cómo podría funcionar la retrocausalidad. Para George Musser, autor de The Quantum Mechanics of Fate, la implicación consistiría "en algún tipo de comunicación instantánea ocurriendo entre dos partículas. Cualquier comunicación entre ellas debería haber viajado en la distancia que las separa de manera instantánea - esto es, infinitamente rápido. Eso es simplemente más rápido que la luz, una velocidad de comunicación prohibida por la teoría de la relatividad."
Según Musser, lo que Price y otros investigadores de la retrocausalidad nos piden simplemente considerar por un momento lo imposible: considerar que al hacerle algo a una partícula, todas las partículas implicadas con ésta en el pasado sufrirán sus efectos en aquel punto del pasado donde tales partículas interactuaron.
"En ese punto", afirma Musser, "la información del futuro es intercambiada, cada partícula altera el comportamiento de su compañera, y estos efectos luego vuelven hacia el futuro nuevamente. No hay necesidad de comunicación instantánea y no hay violaciones a la relatividad".
Esta teoría - sus autores son los primeros en reconocerlo - se mantiene por lo pronto en el campo de lo especulativo. Sin embargo, considerar que tenemos cierta posibilidad de agencia sobre el pasado (más o menos como el trabajo de reelaboración narrativa que lleva a cabo el psicoanálisis) no deja de producir hipótesis que valdría la pena desarrollar.
El vocero de la retrocausalidad es Huw Price, filósofo de la universidad de Cambridge especializado en la física del tiempo. Según él, "la respuesta a la pregunta '¿podría el mundo ser de tal modo que nosotros tengamos una cierta cantidad de control sobre el pasado?', es sí."
El concepto de implicación, proveniente de la mecánica cuántica, es de vital importancia para comprender, al menos en teoría, cómo podría funcionar la retrocausalidad. Para George Musser, autor de The Quantum Mechanics of Fate, la implicación consistiría "en algún tipo de comunicación instantánea ocurriendo entre dos partículas. Cualquier comunicación entre ellas debería haber viajado en la distancia que las separa de manera instantánea - esto es, infinitamente rápido. Eso es simplemente más rápido que la luz, una velocidad de comunicación prohibida por la teoría de la relatividad."
Según Musser, lo que Price y otros investigadores de la retrocausalidad nos piden simplemente considerar por un momento lo imposible: considerar que al hacerle algo a una partícula, todas las partículas implicadas con ésta en el pasado sufrirán sus efectos en aquel punto del pasado donde tales partículas interactuaron.
"En ese punto", afirma Musser, "la información del futuro es intercambiada, cada partícula altera el comportamiento de su compañera, y estos efectos luego vuelven hacia el futuro nuevamente. No hay necesidad de comunicación instantánea y no hay violaciones a la relatividad".
Esta teoría - sus autores son los primeros en reconocerlo - se mantiene por lo pronto en el campo de lo especulativo. Sin embargo, considerar que tenemos cierta posibilidad de agencia sobre el pasado (más o menos como el trabajo de reelaboración narrativa que lleva a cabo el psicoanálisis) no deja de producir hipótesis que valdría la pena desarrollar.
¿La retrocausalidad explicaría, por ejemplo, las corazonadas o presentimientos que tenemos, esas teorías del instinto, como la interacción de una partícula futura comunicándose instantáneamente con el pasado? ¿Y qué hay de los déja vu?
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