domingo, 15 de febrero de 2015

Buscando una razón para creer: el beneficio de la duda se está resquebrajando

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Por Paul Rosenberg / Casey Research
Traducido por José Manuel Goig / Crónicas subterráneas
Aquellos de nosotros que perseguimos un cambio positivo nos frustramos muy a menudo. Vemos la necesidad de cambio con toda claridad, y podemos explicar cómo debe suceder, pero nunca parece suceder. Es una situación desalentadora.
La verdad, sin embargo, es que el cambio llega; sólo lo hace más lentamente de lo que quisiéramos, y en formas que difieren de las que imaginábamos.
Un verdadero cambio que me gustaría señalar es la caìda de la confianza ciega en los políticos. En los años 1950 y 60, la mayoría de la gente hablaba de los políticos con respeto y hasta con reverencia. Ahora es casi un estándar para las personas estar de acuerdo en que son unos mentirosos y ladrones. Ése es un cambio muy significativo, incluso si tardó varias décadas en suceder.
He comprobado este cambio, por cierto, en los taxistas de todo el mundo; todavía tengo que encontrar uno que defienda a los políticos ante mí.
Así, se ha producido un cambio significativo en nuestra época, y sobre una base muy amplia.
Aún así, la mayoría de las personas se aferran, y, a menudo desesperadamente, a las viejas formas que realmente hay que abandonar.

El beneficio automático de la duda

Es un poco preocupante ver cómo a ciegas, y por cuánto tiempo, la gente da el beneficio de la duda a la jerarquía y a sus operadores. Pueden saber que el sistema les está abusando, y pueden quejarse de él ampliamente, pero aún así se agarran a razones para seguir creyendo en él.
Esto es lo que quiero decir:
  • Durante las épocas malas de la Edad Media, los sacerdotes abusaban de la gente pero estos decían: “¡Si sólo Su Santidad lo supiera!”
  • Durante el reinado de la URSS, la gente en el gulag a menudo decían: “¡Si sólo Stalin lo supiera!”
  • En nuestra época, la gente considera que el Partido Político A o el Partido Político B es un gran mal, mientras fingen que la combinación de A + B es buena y noble.
Aún así, estos sesgos ciegos finalmente se rompen. Stalin, después de todo, se ha ido, junto con su URSS. La Reforma Protestante rompió la dominación de la Iglesia. Y nuestra ilusión moderna de que los grupos de ladrones que actúan juntos trabajan honradamente morirá también.
Y hoy me complace decirles que la idolatría política de nuestro tiempo – dar el beneficio de la duda a la misma gente que condenamos como mentirosos – se está agrietando.

“Aún así, espero encontrar una razón para creer”

Si hubiera una competición tal, nomino a la canción “Reason To Believe” (“Razón para creer”) de Rod Stewart, como el Himno de la Era.
Independientemente de cuanto se abuse de ellas, las personas lo tienen muy difícil para abandonar a sus jerarquías; han tomado refugio emocional en ellas, después de todo.
Incluso cuando un dolor agudo hace que examinen a la jerarquía, el impulso para mantener sus creencias irrumpe. He aquí cómo la canción lo expresa:
Si te escuchara lo suficiente,
Encontraría una manera de creer que todo es verdad.
Sabiendo que mentiste,
directamente mientras yo lloraba.
Todavía busco una razón para creer.
Los seres humanos tienen un verdadero problema con la última línea: en buscar motivos para creer. Se va en contra de la lógica y la honestidad, pero la gente tanto lo hacen como lo defienden.
En cuanto a las razones específicas para creer, son infinitas. Rara vez son los seres humanos más rápido y más inteligente que a la hora de justificar sus acciones anteriores.

¿Por qué ésta es una buena señal?

Cuando las personas se agarran a razones para creer, es un signo seguro de que el beneficio de la duda se está resquebrajando por debajo de ellos. De lo contrario, ¿por qué tendrían que luchar tan duramente?
También sucede que las circunstancias de nuestro mundo moderno están impulsando a la gente hacia esta ruptura:
  • Cada vez que ven a policías golpeando sin piedad a la gente, la creencia en el sistema se agrieta un poco más, seguida de una lucha por motivos para creer.
  • Cada vez que se pilla a una figura estimada abusando de niños o inventándose mentiras galopantes o (rellene el espacio en blanco), la imagen de la virtud inherente de la jerarquía se agrieta un poco más, seguido de gente que se agarran a razones de creer.
  • Cada vez que un niño de ocho años de edad es esposado por besar a otro niño en la escuela o por montar un puesto de limonada o (de nuevo, llene el espacio el blanco), la fe ciega se agrieta un poco más, seguido de otra lucha por motivos para creer.
Y así sucesivamente, a diario.
Más y más de nosotros estamos admitiendo que no es sólo “un mal actor” aquí o allá, sino que el sistema de Joe Stalin es realmente malo, que el clero es muy corrupto, y que las jerarquías apestan por diseño.
Las razones para creer se están acabando estos días. Poco a poco, la devoción ciega de la humanidad a la autoridad se está resquebrajando. Un día, se va a resquebrajar por completo.
Que ese día llegue pronto.
“A Free Man’s Take” está escrito por el emprendedor capitalista, autor y defensor de la libertad Paul Rosenberg. Puedes leer mucho más de Paul en su boletín mensual, Free Man’s Perspective.

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