Por Benjamin Tat
Que las vacunas funcionen no es negocio para los laboratorios y compañías farmacéuticas del mundo. Lo peor es que no sólo no curan, sino que además contienen sustancias que dañan severamente la salud de la población.
Su producción en masa obedece al siguiente proceso:
1. Los laboratorios producen vacunas que no curan.
2. Se vacuna a la población con fármacos que contienen sustancias muy peligrosas y se les convence de que a partir de ese momento son inmunes a una enfermedad.
3. Se produce un brote como consecuencia de la ineficacia de las vacunas.
4. Los medios de comunicación propagan miedo entre la población y el brote produce histeria colectiva. Tanto desinformadores como autoridades responsabilizan del probema a las las personas no vacunadas..
5. Las personas corren al médico y hospitales a vacunarse con los mismos productos que usaron la primera vez. La sociedad influenciada por los medios de desinformación rechaza a quienes no se vacunan, y en algunos casos hasta se les llega a poner en cuarentena o encerrar en la cárcel.
6. Cuando el brote desaparece de forma natural, los medios de desinformación afirman que las vacunas lograron “controlar la enfermedad” y con ello “comprueban” la efectividad de los fármacos.
7. Algunos de los pacientes contraerán enfermedades producto de las vacunas a corto, mediano o largo plazo, con lo cual se harán clientes frecuentes de la industria farmacéutica y médica.
8. Un nuevo brote surgirá y el ciclo se repetirá nuevamente.
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