Una segunda catástrofe ecológica en menos de siete días ocurrió hoy en Nueva Zelanda. Una manada de cincuenta y tres ballenas piloto quedaron varadas en la costa norte de la isla Sur, repitiendo así la suerte de otras cincuenta y dos congéneres que quedaron atrapadas en aguas poco profundas la semana pasada.
Los especialistas creen que las ballenas, antes de realizar un suicidio colectivo nadaban en mar abierto en una gran manada detrás de su líder.
Es posible que los bancos de arena de las costas de Australia y Nueva Zelanda estén ubicados en el camino de una antigua ruta geomagnética de migración de cetáceos.
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