Los alimentos genéticamente modificados, como la soja y el maíz, pueden ser desencadenantes de una serie de trastornos intestinales relacionados con el gluten que afectan a 18 millones de estadounidenses, según sugiere una reciente investigación.
El mencionado informe fue publicado por el Instituto de Tecnología Responsable (Institute for Responsible Technology, IRT) y cita datos autorizados del Departamento de Agricultura de EE.UU., los registros de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU., así como varias publicaciones de revistas médicas y resultados de investigaciones internacionales sobre el asunto.
“La sensibilidad al gluten puede variar en gravedad desde una leve molestia hasta una enfermedad celíaca, un grave trastorno autoinmune que puede, si no es diagnosticado, aumentar en cuatro veces la tasa de mortalidad”, dijo Jeffrey M. Smith, director ejecutivo del IRT en un comunicado difundido en su página web.
Smith afirmó que en soja, maíz, algodón, canola, azúcar de remolacha azucarera, calabacín, calabaza amarilla, papaya hawaiana y alfalfa, “la toxina Bt (Bacillus thuringiensis), el glifosato y otros componentes de los OMG están relacionados con cinco condiciones que pueden iniciar o exacerbar los trastornos relacionados con el gluten”.
Es precisamente la toxina Bt en los alimentos genéticamente modificados la que mata a los insectos “perforando agujeros en sus células”. La toxina está presente en ‘cada núcleo’ de maíz y sobrevive al proceso de la digestión humana, además de que, de acuerdo con un estudio del año pasado, es capaz de perforar agujeros también en las células humanas.
Según el informe, los daños relacionados con los OMG se dividen en cinco áreas diferentes: la permeabilidad intestinal, las bacterias desequilibradas del intestino, la activación inmune y la respuesta alérgica, problemas de digestión y daños a la pared intestinal.
El IRT también indica que el glifosato, un herbicida comercializado bajo el nombre de Roundup, también tiene un impacto negativo en las bacterias intestinales. Los cultivos transgénicos contienen altos niveles de la toxina durante la cosecha. “Incluso con una exposición mínima, el glifosato puede reducir significativamente la población de bacterias intestinales beneficiosas y promover el crecimiento excesivo de las cepas nocivas”, asegura el informe.
Tom O’Bryan, experto en la sensibilidad al gluten y en la enfermedad celíaca, opina que la introducción de los OMG muy probablemente puede “explicar el rápido aumento de los trastornos relacionados con el gluten en los últimos 17 años”.
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