Por Mike Barrett / Global Research
Traducido por @dacha1953 para Periodismo Alternativo
Pruebas realizadas por un laboratorio independiente han verificado que el 100% del alimento para niños Froot Loops, de Kellogg’s, está compuesto de maíz genéticamente modificado, y contiene secuencias de ADN que se sabe están presentes en la producción de maíz Bt y en el herbicida Roundup Ready utilizado en sembradíos de esta gramínea.
La soja analizada también arrojó secuencias de ADN presentes en un herbicida similar especial para cultivos de soja.
Todas las pruebas documentaron la presencia de glifosato, principal ingrediente químico de Roundup fabricado por la transnacional Monsanto.
Los estudios han demostrado que cultivos tales como el maíz Bt, son la causa de problemas de salud graves. La oficina estadounidense de Protección Ambiental (EPA) ha registrado el maíz Bt como un cultivo-plaguicida porque se comporta como su propio insecticida.
Los fabricantes de maíz Bt, principalmente Monsanto y Syngenta, son los responsables de la venta de este producto a empresas como Kellogg’s, que teniendo la opción de abastecerse de productos orgánicos, simplemente no lo hacen.
La toxina llamada Bacillus thuringiensis o Bt, ha sido diseñada para atacar el gusano de la raíz del maíz, plaga común en los cultivos de esta gramínea. Ratas de laboratorio alimentadas con el producto Mon 863 arrojaron un incremento de basófilos, los cuales están relacionados con alergias que responden a infecciones y toxinas, así como con varias enfermedades incluyendo el cáncer, anemia y problemas ocasionados por la presión arterial elevada.
Estudios in vitro demostraron que los insecticidas presentes en el maíz utilizado en la elaboración de Froot Loops son tóxicos para las células del riñón humano. Apenas 100 partes por millón (ppm) del biopesticida de Monsanto produjo muerte celular.
De hecho, se encontró que concentraciones de 57,2 ppm de Roundup -200 veces por debajo del uso agrícola- bastó para aniquilar la mitad de las células en los cultivos. Adicionalmente, a través de estudios de alimentación realizados en mamíferos, se encontraron efectos adversos tales como trastornos del sistema inmunológico, alteraciones bioquímicas en la sangre, daños al órgano reproductor masculino, mal funcionamiento del sistema digestivo y severos signos de toxicidad en todos los órganos.
Sobre los resultados de las pruebas de laboratorio, Diana Reeves, directora ejecutiva de “EEUU Libre de Transgénicos” y madre de 3 hijos comentó:
“Nos resulta repugnante que Kellogg’s esté proporcinando a los niños herbicidas tóxicos junto con alimentos no etiquetados como transgénicos. Las estadísticas muestran que esta es la primera generación de niños que pueden desarrollar más enfermedades que sus padres. ¿Está Kellogg’s poniendo en peligro a nuestros hijos? Así lo creemos en base a la creciente evidencia científica, y hacemos responsable de ello a Kellogg’s. Los padres necesitamos saber con qué alimentamos a nuestros hijos, y Kellogg’s ha invertido millones (de dólares) para ocultar la composición de sus productos “.
Por desgracia, estas proteínas plaguicidas no son inocuas ni se excretan a través del tracto digestivo, como la industria nos ha hecho creer.
“Estamos profundamente preocupados por los riesgos para la salud que representan los alimentos genéticamente modificados y los insecticidas y herbicidas asociados, especialmente su efecto en organismos en crecimiento.
Los niños comen más alimentos por kilo de peso corporal que un adulto promedio. Como resultado, están mucho más expuestos que los adultos a las toxinas presentes en los alimentos, el agua o el aire. Los niños experimentan un rápido crecimiento y desarrollo, y ese delicado proceso se interrumpe fácilmente. Es nuestro deber mantenerlos a salvo “, afirmó Alexandra Zissu, editora en jefe de “Mundo sano, niño sano”.
Se explica entonces por qué Alimentos Kellogg’s invirtió más de un millón de dólares en propaganda en los estados de California y Washington para derrotar las iniciativas de los electores que exigían el etiquetado en los alimentos transgénicos; e insisten nuevamente contra el etiquetado en Oregon (contribución de $ 250.000).
Por estas razones, los consumidores están decididos a defender su derecho a comer sano, y se encuentran boicoteando a la corporación de alimentos Kellogg’s.
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