Por Paisley Gilmour / Mirror
Traducido por @dacha1953 para Periodismo Alternativo
Una mujer de Bedford, Inglaterra, que nació genéticamente hombre, sin sus órganos reproductivos, ha dado a luz a dos niñas gemelas. Hayley Haynes, de 28 años, ha parido las bebés Avery y Darcey, luego de un largo tratamiento hormonal que produjo el crecimiento de un útero en su vientre.
Con las gemelas en sus brazos, Hayley no puede creer que todos sus sueños se han hecho realidad. Aún recuerda el día en que los médicos le dijeron que, aunque parecía una mujer, nunca tendría hijos; ya que carecía de útero, ovarios y trompas de Falopio; órganos del aparato reproductivo femenino.
Después de haber soñado con ser madre aquello fue un tremendo golpe. Ahora, nueve años más tarde ha dado a luz a sus mellizas después de un tratamiento de fecundación in vitro usando óvulos de una donante. Ella y Sam, su esposo también de 28 años, se sienten felices de ser padres, después de recorrer un camino largo y difícil.
Hayley no tuvo idea de que su desarrollo era diferente al de otras niñas. A los 19 años no había comenzado a menstruar, aunque ya había pasado por otros signos de la pubertad. Después de meses de viajes de hospital en hospital y de interminables análisis de sangre, los especialistas le dijeron que había nacido con cromosomas XY, lo que significaba que era genéticamente masculino. El hecho de no tener órganos reproductivos masculinos gracias a una condición llamada síndrome de insensibilidad a los andrógenos.
“Cuando me dijeron que no tenía útero me sentí enferma y confundida. De repente, un enorme pedazo de mi vida ya no estaba. ¿Cómo iba a decirle al chico con quien salía que era genéticamente masculino?” Es allí donde Sam entra en escena; un amigo de la infancia a quien confió su condición y la apoyó y consoló en medio de su terrible experiencia.
De pronto un día un rayo de esperanza iluminó su existencia. Durante una exploración rutinaria, en el Royal Derby Hospital, una especialista advirtió un pequeño útero que había sido ignorado en exámenes clínicos anteriores. De apenas unos milímetros, representó un nuevo comienzo. La especialista, cuyo nombre no fue revelado, apostó a que esa rudimentaria matriz crecería con la terapia hormonal adecuada para elevara los niveles de progesterona y estrógeno. Aunque no podría concebir de forma natural, tendría la opción de una fecundación in vitro.
Mientras tanto, la amistad Hayley y de Sam se convirtió en amor. Soñábamos con una familia hasta que en 2011 le dijeron que su vientre estaba listo para la fecundación artificial, lo cual se haría con esperma de Sam y óvulos de una donante anónima.
Luego de trece intentos, dos óvulos fecundados fueron implantados en su vientre, dando como resultado las gemelas que son la adoración de la familia.
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